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Un día después de que el pasado 22 de agosto el Rey propusiera a Alberto Núñez Feijóo que intentara formar Gobierno, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, se puso en contacto con él para fijar la fecha del debate de su investidura. El acuerdo fue ... hacerlo los pasados 26 y 27 de septiembre, entre otras cosas -aunque el PSOE haya obviado esa circunstancia en sus continuas críticas al tiempo que el líder del PP «ha hecho perder» a los españoles-, para evitar que, en caso de que finalmente no sea posible que esta legislatura alumbre un nuevo Ejecutivo, las elecciones cayeran en plenas Navidades.
Los socialistas no prevén ahora, sin embargo, que la fecha para la investidura de Sánchez se conozca la semana próxima, una vez que, presumiblemente el martes, el Jefe del Estado lo designe como candidato a la presidencia. En ningún lugar está estipulado cómo debe abordarse este asunto.
Pero conocer de antemano la fecha del debate no tiene ahora la relevancia institucional que tenía en el caso de Feijóo, porque es la primera votación la que, según el artículo 99 de la Constitución, pone en marcha el contador de dos meses para la convocatoria automática de elecciones si los grupos parlamentarios fracasan a la hora de alcanzar un acuerdo.
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Sánchez puede decidir cómo juega sus cartas: si va a la investidura oólo en caso de tener amarrado el sí de todas las fuerzas que ya le respaldaron en la legislatura pasada, esto es, del PSOE, Sumar, ERC, Bildu, PNV y el BNG, más Junts -sin la que no le salen los números-; o si, aún con el escenario abierto, pone día y hora a sus socios para meterles presión.
La voluntad del presidente en funciones es formar Gobierno rápido y, si es posible ir a la investidura antes de que acabe el mes de octubre, hacerlo. Pero nadie en su núcleo duro se atreve a hablar todavía de fechas o a descartar que finalmente haya que apurar los plazos. «No depende solo de nosotros» , insisten, justo en una semana en la que Junts y ERC han unido fuerzas para elevar el listón de las negociaciones y poner la celebración de un referéndum en primera línea.
El jefe del Ejecutivo, por otro lado, no quiere descuidar la liturgia y tiene intención de reunirse personalmente, según fuentes de su entorno, con los representantes de cada grupo. Pero eso no significa que vaya a dar grandes pistas sobre lo que está dispuesto a ceder. En la dirección socialista apuntan que su propuesta para la amnistía se conocerá cuando haya acuerdo o este se demuestre imposible.
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