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Paula De las Heras, Olatz Hernández y Lourdes Pérez
Madrid | Bruselas
Lunes, 18 de noviembre 2024, 08:52
El presidente Sánchez y la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se cruzaron este lunes por la mañana en el espacio reservado a los líderes internacionales en la cumbre del G20 en Río de Janeiro. El encuentro fue protocolario y solo intercambiaron ... unas palabras de bienvenida, según fuentes oficiales Ejecutivo comunitario, que tampoco dio por programada ninguna reunión entre ambos líderes. Pero Sánchez aprieta para que su apuesta por materializar la candidatura de Teresa Ribera a vicepresidenta de la Comisión, 'de facto' la futura número dos de Von der Leyen al frente de la potente cartera de Transición Limpia, Justa y Competitiva y de Competencia, salve el inesperado escollo que le ha colocado, en un camino que parecía trillado, un PP decidido a cobrarse si está en su mano la pieza de la ministra a la que responsabiliza de inacción antes y durante la DANA. «Somos uno de los países que estamos hablando, trabajando y empujando», confirmaron por la noche en La Moncloa a este periódico, en alusión a las negociaciones reabiertas sobre la trabajosa configuración de la nueva Comisión.
Von der Leyen ha activado los contactos con el Europarlamento y los gobiernos comunitarios después de que el aldabonazo contra Ribera protagonizado por el partido de Alberto Núñez Feijóo, en el examen del pasado martes de la candidatura de la vicepresidenta tercera española y secundado por el PP europeo que comanda el también alemán Manfred Weber, haya metido en el congelador el pacto de los conservadores, los socialdemócratas y los liberales para atar el control de la Comisión en un entorno marcado por el auge de la ultraderecha.
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El cuestionamiento de la ministra para la Transición Ecológica, interpretado ya como un triunfo por Feijóo y los suyos, amenaza con sumir en el bloqueo al Ejecutivo comunitario no solo por lo que significa ese veto por sí mismo; también porque reaviva el pulso periódico que aflora entre Weber y Von der Leyen y deja en el aire, a modo de arrastre, las candidaturas del italiano Raffaele Fitto -el hombre de Giorgia Meloni- y el húngaro Olivér Várhelyi -el de Viktor Orbán-. La confirmación de Várhelyi pendía ya, antes del 'caso Ribera', de una evaluación por escrito ante las reticencias del Europarlamento.
El grupo de Socialistas&Demócratas, encabezado por la española Iratxe García, había desempolvado, de hecho, su rechazo original a Fitto ante el órdago de los populares con la vicepresidenta del Gobierno de Sánchez. Pero según confirmaron ayer una información de Abc fuentes de la dirección de Feijóo, los socialistas hablaron con Weber el domingo. Y de acuerdo a la versión de Génova, se avinieron a transigir con el aspirante de la presidenta transalpina a cambio de salvar la candidatura de Ribera. «Los cordones sanitarios a la supuesta extrema derecha se caen cuando Sánchez necesita que Meloni salve a Ribera», es la traducción, regodeándose, del partido líder de la oposición.
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