Los socialistas europeos amenazan con tumbar la Comisión tras las maniobras del PP contra Ribera

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha pedido este miércoles al Gobierno español que «retire» la candidatura de Ribera por sus «problemas políticos y quizás judiciales» por su gestión en la crisis de la DANA. Por su parte, el PPE ha impuesto dos condiciones para apoyar a Ribera: que comparezca en el Congreso para dar explicaciones por la DANA -algo que hará el día 20 de noviembre por petición propia- y que dimita si es imputada por su gestión durante esta crisis, según confirmaron fuentes populares.

Estas dudas, sin embargo, no han calado en el Ejecutivo comunitario, que ha reafirmado este miércoles su confianza en la candidatura de Ribera. Eric Mamer, portavoz de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha afirmado que «nada ha cambiado» tras la audiencia de la candidata española. «Es la comisaria designada por las autoridades españolas para el puesto de comisaria, el Parlamento Europeo tiene un proceso de comparecencias que está en curso y la presidenta, por supuesto, ha otorgado su confianza en Ribera y la ha propuesto como comisaria», zanjó.

Von der Leyen alemana se dejó ver el martes en la sede de la Eurocámara, lo que demuestra la importancia de este proceso de confirmación de los comisarios y el apoyo de la política alemana a los candidatos propuestos. Su intención es que la nueva Comisión esté operativa a partir del 1 de diciembre, por lo que quiere imprimir esa sensación de urgencia a los eurodiputados, en un momento geoestratégico complejo con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.

En un intento de desbloquear la situación, Von der Leyen se ha reunido con los grupos parlamentarios de los socialdemócratas, los populares y los liberales este miércoles. De esta alianza proeuropea depende que salgan adelante las seis vicepresidencias del próximo Ejecutivo de Bruselas. Los tres grupos políticos decidieron ayer aplazar la evaluación de Ribera para poder votar estos seis candidatos a vicepresidentes en bloque y así evitar que los grupos tomen como rehén a alguno de los aspirantes. La propuesta del ministro de finanzas italiano Raffaele Fitto como vicepresidente de Cohesión es quizás una de las más polémicas, por ser el candidato de la primera ministra italiana Giorgia Meloni y el peso que tendrá la ultraderecha en la nueva Comisión.

En paralelo, el PP español lleva semanas sembrando dudas sobre la idoneidad de Ribera para el cargo comunitario y ayer, durante su audiencia, la atacaron por su gestión durante el desastre de la DANA. La eurodiputada popular Dolors Montserrat destacó que «hace 15 días se enfrentó al examen de su vida en Valencia y suspendió. Usted era responsable de la prevención y respuesta ante catástrofes y de las alertas climáticas». Por su parte, el eurodiputado de Vox, Jorge Buxadé, perteneciente al grupo ultra de Patriotas por Europa, por su parte, señaló que «para nosotros no debería sentarse en la Comisión, sino en un banquillo de acusados».

Los liberales, por su parte, han llamado a la calma y han pedido una «UE fuerte, unida y eficaz». Para lograrlo, han invitado a todos los actores implicados a «volver a la mesa para ser responsables y evitar un colpaso político». También a Von der Leyen, a quien le han pedido que «tienda puentes» para superar esta situación de bloqueo.

Y es que Ribera está llamada a ser una pieza clave del próximo gabinete de la alemana Ursula von der Leyen y el visto bueno de todo el colegio de comisarios depende del apoyo de los socialdemócratas, que cuentan con 136 escaños en la Eurocámara, y para los que la confirmación de Ribera es indispensable. Sin su voto, los populares y liberales tendrían que buscar alianzas con los ultraconservadores y la ultraderecha europea para sacar adelante la próxima Comisión Europea.

Hace cinco años, en 2019, la Eurocámara tumbó a tres de los candidatos del Ejecutivo de Von der Leyen, dos de ellos por conflicto de intereses y otro por dudas de un presunto uso indebido de fondos del Parlamento Europeo. Tras estos rechazos, los gobiernos de Francia, Hungría y Rumanía tuvieron que designar nuevos candidatos.