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La lucha antiyihadista en España sigue en pleno auge aunque las operaciones y detenciones en suelo nacional hayan disminuido de una manera importante desde la derrota del Estado Islámico en Siria e Irak a finales de 2017. El asesinato el pasado 25 de enero del ... sacristán Diego Valencia en Algeciras a machetazos por parte de Yasin Kanza, un demente autoradicalizado en un tiempo récord, hizo realidad uno de los dos mayores temores de las fuerzas de seguridad en esta nueva fase en la que parece haber entrado la batalla con el terrorismo islámico en los últimos cinco años. La otra preocupación, según los informes oficiales más recientes del Ministerio del Interior y de los servicios de inteligencia, es el retorno de los denominados 'foreign terrorist figthers (FTF, los terroristas desplazados a conflictos).
Las estadísticas oficiales del departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska dan buena cuenta de ese importante bajón de los golpes policiales. Hasta este mes de agosto apenas ha habido 19 detenidos y 16 operaciones policiales. Unas cifras que distan mucho de los 'años de oro del Califato' (en 2017, por ejemplo, hubo 76 arrestos o 52 operativos de las fuerzas de seguridad contra el Daesh) o los años de mayor fortaleza de Al Qaeda (como en 2004 y 2005 cuando en España, tras el 11-M, se produjeron 131 y 92 detenciones, respectivamente).
Pero esas estadísticas –advierten diversos responsables de la lucha antiterrorista– no reflejan el frenético trabajo de Policía, Guardia Civil y el CNI para intentar anticiparse a los movimientos de los yihadistas. Buena parte de los recursos de las fuerzas de seguridad se están volcando en el seguimiento de esos terroristas desplazados. Uno de los últimos informes del Departamento de Seguridad Nacional (DSN), el grupo de expertos que asesora a Presidencia del Gobierno en las materias más sensibles para el país, desvela que el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) está monitorizando los movimientos de un total de 263 FTF, de los cuales 98, según las últimas información, están desplazados en la actualidad en zonas de conflicto.
«Son cifras relativamente bajas, aunque relevantes, en comparación con otros estados miembros de la Unión Europea, como Francia con 1.900, Alemania con 1.070 o Bélgica con 536», destacan los dosieres de Seguridad Nacional, que no obstante subrayan que «la amenaza de los combatientes terroristas extranjeros y en especial la de los retornados sigue siendo uno de los mayores retos y peligros para la comisión de atentados terroristas en España». «Su presencia y actividad en zonas de conflicto les ha proporcionado conocimiento operativo y experiencia en el manejo de armamento, contactos y conocimiento de rutas y agentes facilitadores además de un posible liderazgo que los convierte en ejes vertebradores de la concienciación radical y posterior ejecución de actos de terrorismo», destacan los asesores de seguridad de Pedro Sánchez en uno de sus informes. Por el momento, ninguno de estos FTF ha logrado atentar en España ni formar células operativas.
Al margen del potencial peligro de estos retornados, el DSN insiste en que el otro gran riesgo en este 2023 es el autoadoctrinamiento. «Se considera que los actores solitarios y las células autorradicalizadas o influidas por la ideología yihadista, que aprovechan oportunidades favorables y utilizan modus operandi poco sofisticados para su ejecución, siguen constituyendo el vector de amenaza más importante, tanto en España como en el conjunto de Occidente». «En ese sentido, cabe destacar un perfil concreto de individuos que no han podido desplazarse a zonas de conflicto y muestran su impotencia exhibiendo una ideología muy radical en redes sociales», insisten los informes de Seguridad Nacional.
«En el ámbito europeo, pese a que Daesh y Al Qaeda siguen con el objetivo de realizar o de inspirar atentados en Europa, y por ende en España, su capacidad para llevarlos a cabo, fuera de sus lugares de implantación, ha decrecido bastante en los últimos tiempos, por lo que resulta más difícil que se puedan cometer en España actos terroristas de compleja ejecución», apunta otro de los documentos de Interior, que insiste en que, ante este panorama, la gran amenaza son los denominados 'homegrown terrorist fighters' (terroristas domésticos) que bien se adoctrinan a través de internet o reciben formación presencial en grupo como ocurrió con la 'célula de Alcanar', responsable de los atentados de Cataluña en agosto de 2017 y que se inspiró en los llamamientos del Daesh, pero que en ningún momento recibió soporte de la organización terrorista para un atentado de grandes dimensiones.
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