Sánchez y Scholz, dos presidentes en apuros unidos en el debate sobre el futuro global

La primera cita de un viaje que concluirá con un discurso ante el plenario de la Asamblea, en la madrugada española del miércoles y a pocas horas de que se vote en el Congreso la senda de estabilidad presupuestaria, fue este lunes un almuerzo con el canciller alemán Olaf Scholz, el otro presidente socialdemócrata de un gran país de la UE en un contexto de avance de la derecha y la ultraderecha. Y también al frente de un Gobierno de coalición inestable.

Scholz, que atraviesa sus horas más bajas pese a haber salvado un 'macht point' con la ajustada victoria de su partido este domingo en las elecciones de Brandenburgo, fue de hecho el organizador de una cita concebida con el objetivo de compartir con un reducido grupo de líderes de la izquierda global –en concreto, Sánchez; el brasileño Lula da Silva; el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau; y la primera ministra de Barbados, Mia Mottley– criterios de cara a la Cumbre del Futuro que también tiene lugar estos días en la ONU.

La cumbre busca un pacto a nivel intergubernamental sobre asuntos como el desarrollo sostenible, la financiación del desarrollo y la paz y la inseguridad internacionales, cuando todos los focos están puestos en Ucrania pero, sobre todo y especialmente este lunes, en la situación de Oriente Próximo tras los ataques de Israel sobre Líbano.

Ante el plenario, en una breve intervención de cinco minutos, el presidente del Gobierno defendió que es necesario impulsar una gobernanza del sistema multilateral impulsar «más eficaz, inclusiva y justa» y, como ya hizo en la cumbre de la OTAN el pasado julio, pidió a los países miembros de la ONU que no actúe con dobles raseros en la defensa del derecho internacional humanitario y no se hagan distingos entre lo que se exige a Rusia respecto de Ucrania y lo que se demanda a Irael respecto a Gaza.

Sánchez también avanzó que como anfitrión de la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, que tendrá lugar en Sevilla en 2025, España quiere consensuar medidas concretas como el fortalecimiento de los Bancos Multilaterales de Desarrollo; la búsqueda de mecanismos de recanalización de los Derechos Especiales de Giro (activos de reserva internacional frente a las monedas de libre uso de los países miembros del Fondo Monetario Internacional); la previsión de cláusulas de contingencia que no se limiten a las catástrofes naturales en los contratos de deuda e incluya crisis alimentarias o sanitarias, y una fiscalidad «más justa» con medias como como un impuesto mínimo global sobre las grandes fortunas.