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Pedro Sánchez animó hoy a Pablo Casado a diferenciarse de sus antecesores ante los casos de corrupción y haga efectivo el compromiso de que «caerá quien tenga que caer» con el 'caso Kitchen'. Para ser creíble, subrayó, tiene que «demostrar que su PP no ... es el PP de (Mariano) Rajoy ni el PP de (José María) Aznar».
Casado prometió este lunes que su línea de actuación con la trama policial que espió al extesorero Luis Bárcenas será «tolerancia cero». «No voy a pasar ni una» y «quien la haga la va a pagar». Sánchez cogió el guante y en la sesión de control al Gobierno de hoy en el Congreso le pidió que pase de las palabras a los hechos.
El fragor que acompaña siempre a estos debates parlamentarios semanales llevó a Sánchez a acusar a Casado de «tapar un delito con otro delito, la Kitchen con la Gürtel», pero en el Gobierno y en el PSOE intuyen que el líder del PP va a dar un volantazo a la estrategia de respuesta. Este es uno de los motivos por los que los socialistas se niegan a anticipar qué dirigentes populares van a llamar en la comisión de investigación del Congreso, que este martes obtuvo la luz verde de la Mesa de la Cámara para su creación.
Van a citar a Rajoy, a la exsecretaria general del PP, Dolores de Cospedal, y al exministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, pero decidirán si incluyen a Casado en función de la actuación del PP. Es improbable que los populares vayan a votar en el pleno del Congreso a favor de la comisión, pero los socialistas confían en que se abstengan como gesto de su voluntad de romper con el pasado.
El Gobierno espera además en que una vez que pase la moción de censura de Vox contra Sánchez, Casado reconsidere su negativa a negociar la renovación del Consejo General del Poder Judicial. En la Moncloa aceptan que el PP tiene difícil dar ahora ese paso porque sería dar munición a Santiago Abascal para que se arrogue la condición de verdadera oposición.
Esa esgrima posibilista no impidió que el presidente del Gobierno y el líder de la oposición mantuvieran un duro cruce de acusaciones en la sesión de control del Congreso. Casado acusó a Sánchez de utilizar a la fiscal general del Estado como «comisaria política» para abortar las denuncias contra el Gobierno por su gestión de la pandemia. «¿Puede dormir tranquilo?» preguntó en la que ya va siendo una tradición parlamentaria de interesarse todas las semanas por el sueño del presidente y su cohabitación con Pablo Iglesias.
También emplazó a Sánchez a que aclare si va a destituir a su vicepresidente segundo si es imputado por la presunta financiación irregular de Podemos. Lo mismo haría minutos después la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas. El presidente no respondió. Mantuvo el tono de acidez medida con Casado y templó gaitas con la dirigente liberal, a la que agradeció su «esfuerzo por superar la dialéctica de bloques».
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