Sánchez confirma que se reunirá con Puigdemont después de la aprobación de la amnistía

Si el independentismo está dispuesto a «hacer un ejercicio de pragmatismo» y habla de autogobierno, el presidente del Gobierno se ha mostrado dispuesto a hablar de la financiación de Cataluña, de un pacto fiscal y de más competencias para el Govern. En relación a su reunión con Carles Puigdemont, anunciada pero aún no agendada, ha señalado que lo «lógico» y «razonable» es que se celebre tras la aprobación de la ley de amnistía. El presidente le ha restado trascendencia al encuentro. Sobre la causa Tsunami, ha evitado calificarla de 'lawfare', pero sí ha apuntado que «no es comparable» con los casos de terrorismo que ha sufrido España en los últimos años.

Sánchez ha viajado este jueves a Barcelona, un día antes de su encuentro con el jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. «Estamos obligados a entendernos», ha afirmado. Y ha citado las carpetas de financiación autonómica, reforma del artículo 49 de la Constitución y renovación del CGPJ. El presidente del Gobierno se reúne con el presidente catalán, Pere Aragonès, en el Palau de la Generalitat. Antes de la reunión, a las 12, Sanchez y Aragonès inauguran el superordenador MareNostrum 5 del Barcelona Supercomputing Center. Su encuentro en la sede del Gobierno catalán tomará el pulso al estado de las relaciones entre socialistas y republicanos, ahora que Junts se ha unido a la ecuación de la gobernabilidad española. Llega días después de que la ley de amnistía superara el primer trámite parlamentario en el Congreso. La amnistía fue el punto central del pacto de los socialistas con los independentistas para investir a Sánchez. Pero con una diferencia significativa. Para el presidente del Gobierno, la amnistía es un punto y aparte para trabajar en el reencuentro y la convivencia. Para los secesionistas es un punto y seguido. Su siguiente estación es el referéndum.

Es la tercera visita del dirigente socialista a la sede del Ejecutivo catalán. Lo hará acompañado del ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres. En marzo de 2016, se reunió con el entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Sánchez acababa de ser elegido secretario general del PSOE y líder de la oposición. Ya como presidente del Gobierno, fue recibido por Aragonès en septiembre de 2021. Pusieron en marcha la mesa de diálogo entre ambos ejecutivos. Una mesa que dio como resultado la concesión de los indultos a los presos del 'procés', así como la derogación de la sedición y la reforma del delito de malversación. A cambio, los socialistas se aseguraron el apoyo de ERC.

El Gobierno sigue dependiendo de los votos de las fuerzas secesionistas. La reunión de este jueves es un nuevo pago de Sánchez a ERC, tras pactar, a cambio de la investidura, una ley de amnistía, así como la condonación de una parte de la deuda de la Generalitat con el FLA y el traspaso de Cercanías de Renfe a la administración catalana. El acuerdo suscrito entre socialistas y republicanos hablaba de abrir una «segunda fase del proceso de negociación». «Impulsar el diálogo institucional entre gobiernos sobre el futuro político de Cataluña mediante el diálogo político e institucional a través la mesa de diálogo, negociación y acuerdo que, una vez consolidada la desjudicialización a través de la ley de amnistía, pasará a una fase de planteamiento, análisis y diálogo sobre propuestas políticas en esta materia, que debe avanzar a un ritmo constante y satisfactorio para ambas partes, incluyendo reuniones periódicas para abordar todas las propuestas y trabajar sobre mecanismos que posibiliten su viabilidad», señalaba el texto pactado entre ambas formaciones. «También debe abordar el debate sobre el modo en que los acuerdos a los que se pueda llegar sobre el marco político de Cataluña puedan ser refrendados por el pueblo catalán», añadía.

Ahí es donde el presidente de la Generalitat quiere poner sobre la mesa la negociación de un referéndum. Su intención es acordar los términos de una consulta sobre la independencia en los próximos cuatro años de legislatura española. El problema que tiene Aragonès es que dentro de un año, cuando se celebren las elecciones catalanas, podría no repetir como presidente de la Generalitat, incluso podría no repetir como candidato. Por lo que tiene prisa para obtener resultados de la negociación con el Gobierno. También quiere abordar el traspaso de Rodalies y la financiación «singular» de Cataluña. El acuerdo entre PSOE y ERC hablaba de «entrar en una etapa de resolución del conflicto sobre el futuro político de Cataluña» y de abordar el «debate sobre el reconocimiento nacional de Cataluña y la forma de vehicular dicho reconocimiento».

Aragonès tiene prisa y compite además con Carles Puigdemont, cuyos 7 escaños son igual de decisivos que los de ERC para la estabilidad del Gobierno. Junts negocia en paralelo con los republicanos. Sánchez ya se ha comprometido a reunirse varias veces con el expresidente de la Generalitat. Será en el extranjero. También con el presidente de ERC, Oriol Junqueras.