El Gobierno marca los Presupuestos como siguiente hito para «bajar los decibelios»

Así lo confirmó en su estreno como portavoz del Gobierno la ministra de Educación y Deportes, Pilar Alegría. La dirigente socialista trató de minimizar las dificultades que el Ejecutivo encontrará en las Cortes a la hora de aprobar leyes e invitó a los periodistas presentes en la sala de prensa de la Moncloa a «repasar la hemeroteca» para comprobar que en la anterior legislatura el Ejecutivo de coalición aprobó tres años seguidos las cuentas públicas «en tiempo y forma».

Lo que Alegría obvió, sin embargo, es que en aquellas ocasiones el contexto era distinto y el Gobierno podía permitirse jugar con mayorías más flexibles. Ahora los socialistas necesitarán a todos sus socios «todo el tiempo» y reconocen, por ello, que la producción legislativa será menor.

En el aire están, por ejemplo, medidas como la rebaja de los impuestos del IVA en las facturas de la luz y del gas, que vence a final de año y cuya prórroga aún no ha sido confirmada por el Gobierno. En su discurso de investidura, Sánchez solo hizo mención a las que tienen que ver con la cesta de la compra, el recorte del IVA a los alimentos o la extendiendo de la gratuidad del transporte público en 2024 a jóvenes y desempleados.

El calendario tampoco juega a favor de la coalición. Pese a que la portavoz del Gobierno señaló que la intención es tener aprobados los Presupuestos «lo antes posible», lo cierto es que las actuales cuentas públicas deberán ser prorrogadas al menos unas semanas porque con total seguridad no se podrán ratificar antes del 31 de enero.

El Gobierno sí confía en que el debate presupuestario le ayude a pasar página tras cuatro meses inmerso en unas negociaciones de investidura que han desgastado al PSOE por sus pactos con Junts y Esquerra, con la ley de amnistía en el epicentro. «El trabajo será nuestra carta de presentación», repitió Alegría en varias ocasiones, haciendo suyas las palabras que Sánchez había utilizado en la carta personalizada que entregó a cada uno de sus 22 ministros justo después de la tradicional foto de familia del nuevo Gobierno. En ella, el presidente les insta a trabajar «con unidad» y «solvencia» para «mejorar la vida de los españoles». «A la crispación –señala en la misiva– responderemos con trabajo».

Y es que «bajar los decibelios» en torno a la acción de Gobierno se ha convertido en prioridad para sostener una legislatura al límite. Ayer, el Consejo de Ministros recibió a sus nuevos miembros en un ambiente «magnífico y lleno de ilusión», como lo definió Alegría. Dos de las grandes ausencias eran las dirigentes de Podemos –ya sin representación en el gabinete– Ione Belarra e Irene Montero. La portavoz evitó confrontar con ambas ni comentar las críticas que un día antes habían lanzado en sus traspasos de carteras. Se limitó a desearles «lo mejor».