El mutismo impuesto en el Gobierno y el PSOE tras el regreso y posterior fuga de Carles Puigdemont tocó a su fin a las 19:40 horas, cuando Salvador Illa superó la votación en el Parlament y se convirtió en el nuevo president de la ... Generalitat de Cataluña. «Serás un gran President», se apresuró a felicitarle Pedro Sánchez en la red social X apenas unos minutos después de certificarse que el candidato del PSC había superado la investidura.
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Pero el presidente del Gobierno, que fió su futuro a Cataluña como estrategia política tras el 23-J, eludió referirse a la controvertida huida del líder de Junts pese a los ataques del PP y Vox responsabilizándole directamente de la huida del expresident catalán tras participar en un acto multitudinario minutos antes de que empezara el pleno de investidura.
Conscientes de lo delicado de las negociaciones entre el PSC y Esquerra Republicana tras el controvertido concierto fiscal catalán que soliviantó a los territorios la semana pasada, se impuso el cerrojazo en las filas socialistas. Desde que se encarriló la investidura de Illa, el Ejecutivo de Pedro Sánchez desapareció de la primera línea política y Moncloa limitó al máximo la agenda de sus principales espadas con el propósito de dar el máximo protagonismo a Illa.
Un hermetismo tanto a nivel orgánico como institucional solo interrumpido en los últimos días para distribuir las declaraciones grabadas de su portavoz, Esther Peña, el domingo y de la ministra portavoz Pilar Alegría el lunes. Fue la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero -desaparecida del foco mediático desde el anuncio de la «financiación singular» para Cataluña- la primera en romper el voto de silencio y congratularse por la elección de Illa. Una felicitación a la que se sumaron otros miembros del Gobierno como Félix Bolaños, este jueves en París, que salieron en bandada a celebrar que el Palau de la Generalitat volvía estar bajo un mando socialista catorce años después de tres meses de arduas negociaciones.
Quien tampoco entró en valoraciones sobre la evasión de Puigdemont fue el máximo responsable de Interior, Fernando Grande-Marlaska. Ni siquiera después de que el sindicato mayoritario de Policía Nacional (Jupol) reprochase a este ministerio haber cometido «los mismos errores» que en la gestión del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017al confiar a los Mossos la detención del prófugo.
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«No solo no le han detenido, sino que le han abierto pasillo y le han protegido», denunció Jupol en un mensaje en la red social X en el que, a su juicio, el líder de los postconvergentes accedió entre la multitud de simpatizantes gracias a la policía autonómica, que ejerce como «escolta» de los cargos de Junts.
El silencio de Marlaska alimenta la tesis de una «colaboración activa del Gobierno» que, en opinión del exdirigente socialista Nicolás Redondo Terreros -crítico con Sánchez y expulsado del PSOE en septiembre del año pasado- facilitó la huida del líder postconvergente.
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Sí comentaron el asunto los presidentes autonómicos de Asturias y Castilla-La Mancha. «Parece que ha vuelto a dejar tirados a los suyos», señaló Adrián Barbón, quien tildó de «esperpento» la reaparición del expresident e insinuar que «los Mossos tendrán que explicar algo». Más crítico fue Emiliano García-Page quien tras celebrar la elección de Illa, dijo sentir «vergüenza y profundo sonrojo» porque la gobernabilidad de España dependa del expresidente catalán y aseguró que su responsabilidad es defender los intereses de su región. «Espero que podamos llegar a entendernos», zanjó.
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