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Pedro Sánchez está decido a pelear contra la sensación de que la legislatura no da más de sí y al Gobierno solo le queda resistir sin legislar. El jefe del Ejecutivo anunció este lunes que el Consejo de Ministros aprobará este martes el 'plan de ... regeneración democrática' que prometió como reacción a la investigación judicial abierta contra su mujer, Begoña Gómez, el pasado abril e insistió en que presentará los Presupuestos Generales del Estado para 2025 pese a no tener garantías de poder sacarlo adelante en la Cámara baja. En un discurso ante su grupo parlamentario, Sánchez minimizó las dificultades que afronta para mantener la ajustada mayoría que le permitió retener hace un año la Moncloa y arengó a diputados y senadores: «Si se quiere, se puede y nosotros, como queremos, vamos a poder».
Es ya habitual que en sus encuentros de principio de curso con el grupo parlamentario socialista el presidente del Gobierno actúe casi como el entrenador que trata de infundir optimismo a su equipo y convencerle de que aún hay partido. Tras una primera semana de actividad en el Congreso, en la que la difícil aritmética a la que se enfrenta el Ejecutivo se plasmó en el apoyo del PNV al reconocimiento de Edmundo González como presidente electo de Venezuela; las amenazas de Junts, y desmarque del exministro José Luis Ábalos en dos votaciones, Sánchez puso el foco en lo que sí se ha logrado impulsar y argumentó que, en los tiempos que corren, lo anómalo, en Europa y en los niveles autonómicos, es disponer de una mayoría sólida.
En el PSOE esgrimen que, si el Parlamento no acompaña, el Ejecutivo aún dispone de herramientas para hacer política. Es el caso de los reales decretos con rango de reglamento, como el que la semana pasada aprobó el Consejo de Ministros para «la mejora» de las condiciones de trabajo de las empleadas del hogar, que no hay que someter alas Cortes. También aluden al reparto de fondos europeos. A eso aseguran que se refería Sánchez con la polémica frase pronunciada ante el comité federal socialista, «hay Gobierno para rato (...) con o sin el concurso del Poder Legislativo».
Este lunes rebajó la afirmación con la promesa de que va a «dejarse la piel» en la búsqueda de acuerdos - incluidos los acuerdos con los presidentes autonómicos del PP a los que tiene intención de recibir en la Moncloa ya a partir del viernes en la Moncloa en un intento de rebajar el incendio por la promesa de una suerte de concierto fiscal para Cataluña-, y con una petición a su grupo para que extreme el «diálogo» con los socios parlamentarios.
Como su número dos, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, este lunes Sánchez trató de tentar tanto al partido de Carles Puigdemont como a los populares con el argumento de que el rechazo a las Cuentas públicas privará al conjunto de las administraciones territoriales, en muchas de las cuales gobiernan ambos partidos, de 5.000 millones de euros adicionales «para políticas sociales». Pero eso no quita para que el planteamiento de fondo siga siendo el mismo. Si no es capaz de aprobar los Presupuestos, algo que nadie en el PSOE se atreve a descartar, seguirá adelante sin convocar elecciones.
Mientras tanto, el Ejecutivo combatirá la imagen de parálisis que le recrimina la oposición en múltiples frentes, incluido el Consejo de Ministros. A eso obedece que hoy eche a rodar el balón del 'Plan de Acción para la Democracia' que, en principio, sumará a lo que ya planteó en julio, fundamentalmente, el desarrollo de la ley europea que obliga a hacer pública la propiedad de los medios de comunicación, algunas iniciativas reclamadas por los socios, que ya advirtieron al presidente de que su propuesta se les quedaba muy corta.
Este lunes, Sánchez solo argumentó que pretende dar «más transparencia, más pluralidad y más garantías» al Congreso, al Senado y al «ecosistema informativo» porque la democracia «está siendo asediada por campañas de desinformación, presiones a periodistas y las corruptelas de algunos servidores públicos». No hubo referencias más explícitas, como en otras ocasiones, al «acoso» mediático y judicial que sufre su familia, según denuncia, a manos de la derecha o la ultraderecha ni alusión al juez Juan Carlos Peinado que instruye la causa contra su mujer y contra el que se ha querellado por prevaricación, pero ese es el marco referencial del PSOE para atraer a sus aliados.
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