A momentos excepcionales, soluciones excepcionales. Pedro Sánchez consiguió retener en 2023 el Gobierno de la nación por la mínima gracias a una panoplia de exigentes y en algunos casos polémicos acuerdos de investidura con todo aquello que no era ni el PP ni Vox y ... después de haber perdido casi todo el poder territorial en las elecciones del mes de mayo. Pero logros así no son fácilmente repetibles. El jefe del Ejecutivo tiene claro que si no es capaz de hacer que su partido vuelva a ser competitivo en las comunidades autónomas las cosas se le pueden poner muy cuesta arriba en las próximas generales. Y tiene un plan que pasa por situar a un número significativo de ministros a ejercer la oposición sin soltar la cartera.
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La jugada ya tuvo un antecedente en Salvador Illa, hoy presidente de la Generalitat catalana después de haber sido titular de Sanidad hasta apenas 20 días antes de las elecciones de febrero de 2021 en las que, pese a no gobernar, logró catapultar el PSC_hasta la primera posición en número de votos. A la segunda, amnistía al 'procés' mediante, fue la vencida y ahora Cataluña es, junto a Asturias, Navarra y Castilla-La Mancha –en manos del no alineado Emiliano García-Page–, una de las pocas autonomías con Ejecutivo socialista.
Lo que funcionó para recuperar uno de los bastiones sobre los que, junto a Andalucía, el PSOE siempre cimentó sus victorias puede no resultar en otros lares. No fueron pocos quienes en 2023 achacaron su desalojo del poder a la omnipresencia de Sánchez en una campaña que, decían, no era la suya y que acabó contaminada por la controversia en torno a las alianzas de su Gobierno con los independentistas y, singularmente, con Bildu. Y el PP de Madrid, por ejemplo, ya se frota las manos convencido de que la identificación del hombre elegido para hacer frente a Isabel Díaz Ayuso, el ministro de Transformación Digital, Óscar López, con el jefe del Ejecutivo le beneficiará por el fuerte antisanchismo que se respira en la región. Pero los defensores de la estrategia esgrimen dos argumentos a favor del desembarco ministerial: «Solvencia probada y rostros conocidos».
Algunos creen que la maniobra va, en realidad, más allá de los comicios de 2027 para los que Sánchez cree –y por eso se adelantó casi un año sobre lo previsto el congreso federal celebrado el pasado fin de semana en Sevilla– que hay que empezar activarse. Su tesis es que , tras el 'horror vacui' que provocó su amago de dimisión en abril, el presidente del Gobierno quiere que haya referentes a los que mirar cuando tarde o temprano se produzca su salida.
Sobre el papel, todo está aparentemente pensado. Pero en la práctica aún hay obstáculos que sortear; especialmente, en algunos territorios. De todos los ministros que aspiran a tomar las riendas de una federación para compatibilizar el ejercicio de la oposición con el ministerio, la que tiene, hoy por hoy, el camino más empinado es la portavoz del Ejecutivo y titular de Educación, Pilar Alegría, que peleará por liderar a los socialistas de Aragón tras el adiós de Javier Lambán. Él es, junto a García-Page, el barón más crítico con las cesiones de Sánchez a los independentistas y aún tiene ascendencia sobre las agrupaciones provinciales de Zaragoza y Teruel.
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El congreso del PSOE aragonés será, en todo caso de los más tardíos, el 15 y 16 de marzo, lo que da margen a Alegría –que aún no ha oficializado su candidatura ni tiene por qué hacerlo antes del 24 de enero– para intentar un acuerdo que evite la celebración de primarias. Si no lo lograra, los militantes tendrían que elegir entre las opciones que se presenten el 16 de febrero y, en caso de que ningún candidato superara el 51% de los votos, habría segunda vuelta el 23. Los posibles rivales de la ministra son el líder de los socialistas zaragozanos, Juan Antonio Sánchez Quero, y la portavoz socialista en las Cortes, Mayte Pérez. En el equipo de Alegría creen que, a pesar de la renuncia de la alcaldesa de Ejea, Teresa Ladrero, al puesto que se le ofreció hace una semana en el comité federal, ya han empezado a abrir cuña en el sector lambanista. «El no no fue inmediato; tardó 24 horas. ¿Por qué?», alegan.
Óscar López, que ya lanzó su candidatura este jueves, tiene, salvo sorpresa, el camino expedito para ser el próximo secretario general del siempre convulso PSOEde Madrid, que no toca Gobierno desde hace tres décadas. Quizá se plantee otra cosa cuando el partido tenga que elegir cabeza de cartel electoral, pero, de momento, el recién dimitido Juan Lobato ha decidido no presentarse a estas primarias para recuperar el liderazgo que obtuvo en 2021. El ministro, jefe de gabinete de Sánchez hasta el pasado septiembre, ya ejerce como oposición a Ayuso, aunque hasta el 11 de enero, si en efecto no hay rival, no será proclamado.
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El ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, también tiene intención de seguir al frente del PSOE de Canarias y la titular de Ciencia, Diana Morant, proclamada secretaria general del PSPV en el congreso extraordianrio de febrero de este año tras un acuerdo entre las familias valencianas, será en principio candidata sin oponente en el proceso que se abre este fin de semana, en paralelo al de Madrid.
Hay, ahora más que nunca, una incógnita sobre Andalucía. El sentir generalizado es que su líder, Juan Espadas, no sirve, pero aunque muchas miradas siguen posándose sobre la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en el Ejecutivo se rechaza como opción.
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