No rebajó ni un ápice ante Benjamín Netanyahu la exhortación que desde hace semanas venía haciendo a Israel para que ponga fin a la muerte de civiles en Gaza. Pedro Sánchez inició este jueves en Jerusalén su breve gira de solo dos días al que ... es el foco del principal conflicto en Oriente Próximo con un mensaje contundente. El jefe del Ejecutivo español reconoció la legitimidad del Estado judío para defenderse de los terribles ataques cometidos por Hamás el pasado 7 de octubre, en los que fueron asesinadas 1.200 personas, pero también advirtió que deben someterse al Derecho Internacional. «La respuesta no puede implicar la muerte de gente inocente, incluidos miles de niños», subrayó. «El número de palestinos muertos es ya insoportable».
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Sánchez, presidente de turno de la UE, es uno de los últimos líderes de un gran país europeo en visitar Oriente Próximo desde los atentados y probablemente, junto al belga, Alex de Croo, su sucesor en el cargo comunitario a partir de enero y compañero en este viaje, el que ha mantenido una actitud menos complaciente con la contraofensiva del Estado judío. Quizá por eso, a diferencia de lo que ocurrió con el alemán Olaf Scholz o el francés Emmanuel Macron, Netanyahu, que se reunió con ellos en la Knéset (el Parlamento), evitó ofrecer con posterioridad una comparecencia conjunta.
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El Gobierno asegura que la relación con Israel no se ha resentido de las aceradas críticas vertidas por los socios minoritarios de su coalición con Sumar; especialmente, las de la titular de la nueva cartera de Infancia y Juventud, Sira Rego, cuyo padre es palestino. Pero el primer ministro israelí sí dio la sensación este jueves de sentirse más obligado a hacer valer sus posiciones de lo que aparentó en citas recientes con otros mandatarios internacionales como Joe Biden, Rishi Sunak o Georgia Meloni. «Hamás es un enemigo expresamente cruel e inhumano que quiere eliminar al Estado judío. Son los nuevos nazis. Si salen victoriosos de aquí intentarán destruir Oriente Próximo y después irán a Europa».
Lo primero que hizo Netanyahu fue, según fuentes de la Moncloa, poner a Sánchez y De Croo un vídeo realizado por su Ejecutivo con imágenes «muy duras» de la masacre de Hamás obtenidas tanto de las cámaras 'go pro' de los terroristas como de los hogares de sus víctimas. El presidente del Gobierno mostró su «solidaridad» y tildó de «absolutamente estremecedoras» las «atrocidades» de los islamistas. Pero también subrayó que el mundo entero «está conmocionado ante las imágenes que vemos cada día de Gaza», reivindicó, como gobernante de un país que durante décadas sufrió el zarpazo del terrorismo, su legitimidad para exigir una propuesta más proporcionada; y demandó que se apliquen «pausas y corredores humanitarios urgentes» en la Franja y se den pasos hacia un alto el fuego duradero.
Sánchez también saludó la tregua de cuatro días que, salvo nuevo cambio, se ejecutará a partir de este viernes tras semanas de bloqueo y bombardeos diarios, pero insistió en que ese alto el fuego debe perdurar.
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El presidente español, que se ha comprometido a impulsar en una UE muy dividida el reconocimiento del Estado palestino, hizo hincapié también en que esta sería la manera de «derrotar al terrorismo y garantizar la seguridad para Israel». Aunque admitió que llegar a esta solución exige pasos previos como que la Autoridad Nacional Palestina –con cuyo líder, Mahmud Abás, se reunió por la tarde en Cisjordania para trasladarle «la necesidad de luchar juntos»– se haga cargo de la administración de Gaza, controlada por Hamás, con la ayuda internacional. Sánchez asumió que esas son las cuestiones que habría que abordar en la conferencia de paz que propuso celebrar en el último Consejo Europeo y que cuenta con el respaldo de la UE y la Liga Árabe.
Este viernes está previsto que Sánchez y De Croo se reúnan en El Cairo con el presidente egipcio, Abdelfata Al-Sisi, y con el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Aboul Gheit, y que acudan al paso de Rafah, donde se espera el canje de prisioneros.
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Bajo el sonido de la artillería israelí y guiados por el oficial del ejército Liad Diamonf, Pedro Sánchez y Alex de Croo recorrieron este jueves las calles de lo que hace solo siete semanas era el plácido kibutz de Be'eri, con sus viviendas unifamiliares y sus pequeños jardines arrasados. El lugar, uno de los escenarios de la barbarie cometida por Hamás el 7 de octubre, se ha convertido en parada obligada para los mandatarios internacionales a los que Israel trata de explicar la dimensión del ataque. «Estamos sobrecogidos», se dolió el presidente español, conmovido ante la huella de «la barbarie» por la determinación de un joven de reconstruir el lugar y por «la angustia» ante la suerte de los 27 rehenes de este lugar en manos de los islamistas.
Los casquillos y los tejados desplomados tras colapsar por el fuego que incendió muchos de los hogares de la pequeña comunidad agrícola, de un millar de personas, han sido parcialmente retirados, pero como elementos de este particular museo del horror se han dejado señales de una vida cotidiana cercenada: una pequeña piscina de goma aquí, un triciclo allá, la ropa infantil en los cajones...
En Be'eri, a tan solo 3,5 kilómetros de Gaza, fueron asesinados 75 hombres, mujeres y niños. Aún no ha sido posible identificar todos los cadáveres, algunos de ellos calcinados. De boca de los soldados, Sánchez escuchó historias como la de Vivian, una anciana judía de origen canadiense que pasó buena parte de su vida ayudando a niños gazatíes enfermos de cáncer.
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