Sánchez exprime el BOE a cuatro días de una campaña mano a mano con Feijóo

Son, sí, unos comicios autonómicos y locales, pero su trascendencia nacional, la acusada polarización entre bloques y la reverberación del bipartidismo los han convertido ya en un mano a mano Sánchez-Feijóo, con ambos líderes intensificando su presencia pública y los mítines propiamente de campaña. El jefe del Gobierno, con el valor que adquiere la agenda institucional en virtud de su cargo y en la que sobresale como una conquista la recepción que le dispensará este mismo viernes en la Casa Blanca el presidente de EE UU, Joe Biden, ha protagonizado seis actos del PSOE en otros tantos días, con tres anuncios en educación y vivienda y con la determinación de lucir músculo movilizador –los socialistas valoran el lleno del sábado en Murcia, 'territorio PP'– para dar a entender que los socialistas están en condiciones de darle la vuelta a unas encuestas, salvo el CIS, aún adversas.

Moncloa ya había anticipado que el presidente iba a apretar el acelerador con decisiones en el Consejo de Ministros para apuntarlar el perfil social del Gobierno de coalición. Retomar la iniciativa se había convertido en una imposición, después del severo desgaste sufrido por la controvertida aplicación y la forzosa reforma posterior de la ley del 'solo sí es sí'y las muy trabajosas negociaciones de la primera norma estatal sobre vivienda de la democracia. Pero lo cierto es que desde desveló, hace tres semanas en la convención municipal del PSOE en Valencia, la movilización de 50.000 viviendas de la Sareb para alquiler social, el presidente ha convertido los anuncios en el pan nuestro de casi cada mitin.

La maquinaria siguió engrasándose ayer con los avales ICO para los nuevos hipotecados jóvenes y las familias con mayores apreturas para acceder al crédito; una niciativa lanzada en el acto electoral de Tenerife –Canarias, donde gobierna, es una plaza delicada para el PSOE por la competencia con el PP, la fragmentación de las izquierdas y los efectos del 'caso Tito Berni'– y que será aprobada mañana por el Consejo de Ministros, como los 560 millones para educación avanzados en otra convocatoria de partido el viernes y la ayuda para el Interraíl extranjero y español del sábado. Un «Gobierno que hace» frente a una oposición que «deshace», se justificó ayer Sánchez frente a las críticas de estar utilizando el BOE_a conveniencia electoral.

En Moncloa parecen persuadidos de que esta estrategia y la sobreexposición del presidente pueden resultar eficaces ante el 28-M, aunque ello suponga asumir como propias propuestas planteadas por el PP –la subvención de los viajes para jóvenes y los avales ICO llevaron antes la firma de los populares– y adelantar por la izquierda a sus socios. Podemos se desgañita mitin a mitin intentando hacer valer su maternidad –ayer lo hizo de nuevo Ione Belarra– sobre la ley de vivienda ante la evidencia de que el líder del PSOE está tratando de capitalizar estas políticas. Pero no solo: en un tuit posterior, Belarra puso en solfa el último movimiento del jefe del Ejecutivo porque «fomentar la espiral hipotecaria va a conducir a las familias a endeudarse» y distrae de la promoción del alquiler social.

Las divisiones en el Consejo de Ministros y las posibilidades de pescar –por ejemplo, en la Comunidad Valenciana– en el lío revuelto de la izquierda alimentan las expectativas de un Feijóo que, no obstante, ha decidido multiplicarse también en una campaña en la que se juega ya su crédito como alternativa a Sánchez. El líder del PP lleva semanas encadenando hasta tres actos diarios, en los que despliega su papel de máximo responsable del partido tratando de combinarlo con el de 'presidenciable': foto conjunta con las aficiones del Real Madrid y Osasuna en la final de Copa del sábado o presencia ayer, arropando a Carlos Alcaraz, en el Masters de Madrid. Una sobreexposición, la suya, que le ha dado ya algún disgusto patinazo mediante.