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La visita a España este miércoles del presidente de Brasil, Lula da Silva, se celebró en un marco de sintonía socialdemócrata en que la Moncloa puso todo el acento. Tanto Pedro Sánchez como el mandatario brasileño repitieron en varias ocasiones durante la rueda de prensa ... posterior a la reunión entre ambos la idea de que «Brasil está de vuelta» en el contexto internacional tras los cuatro años de mandato de Jair Bolsonaro. Un pretexto del que se valió el presidente del Gobierno para confrontar su modelo al de «las derechas», a las que definió, con una lectura claramente en clave doméstica, como«negacionistas» del cambio climático y contrarias a la «sanidad pública».
El dirigente brasileño visitaba la por primera vez la Unión Europea tras su investidura el pasado 1 de enero. La primera parada de esta ruta le llevó a Portugal, donde el martes fue abucheado por un grupo de diputados de extrema derecha. En Madrid, en cambio, el trato dispensado fue bien distinto, con la presencia este miércoles en la Moncloa de una nutrida representación gubernamental: la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, muy cercana al mandatario;y la tercera, Teresa Ribera;y los ministros José Manuel Albares, Héctor Gómez, Diana Morant y Joan Subirats.
Lula se presentó con un largo discurso, propio de presidente entrante y dirigido a los proyectos que tiene en marcha en Brasil para «revertir la destrucción de los últimos cuatro años». Un contraste con el pronunciado por Sánchez, que evidenció el momento político en el que está inmersa la política nacional, a algo más de cuatro semanas de encarar la cita de las autonómicas y municipales del 28 de mayo, y que ya se interpretan como la primera vuelta de las generales.
El presidente comparó las propuestas de Lula con las reformas emprendidas por el Gobierno de coalición a lo largo de la legislatura. Especialmente sus políticas para reducir la desigualdad, los 45.000 millones para paliar las consecuencias de la guerra de Ucrania, y los últimos anuncios sobre vivienda pública. Moncloa sigue sin ofrecer detalles sobre las 20.000 viviendas que se construirán en terrenos de Defensa y que el presidente anunció el miércoles durante su comparecencia en el Senado. Sobre este parque público aún no hay detalles de su ubicación, pero Sánchez dejó claro que estarán «repartidas por toda España». Eso sí, el presidente puso el acento en la «paz social» en la que, frente a otras crisis, se ha caracterizado su mandato hasta ahora.
Sánchez, al final de su intervención, reiteró su llamamiento a los empresarios a pactar subidas salariales con los sindicatos porque, argumentó, «los beneficios empresariales están siendo superiores a las subidas de sueldo». «Mejorar las condiciones de los trabajadores será bueno para la economía», insistió.
Lula, por su parte, trata de reforzar las relaciones con Lisboa y Madrid como primer paso para tejer alianzas con la Unión Europea. El Ejecutivo brasileño pretende dejar atrás la acción diplomática llevada a cabo durante el mandato de Bolsonaro, cuando se suspendió el contacto entre los países por cuatro años debido a las diferencias políticas entre administraciones.
Se da la circunstancia, además, de que ambos mandatarios ocuparán, a partir del 1 de julio, la presidencia rotatoria de la Unión Europea, que asume España, y la de Mercosur. Ambos son conscientes de que la conclusión de este tratado comercial es complicada, debido sobre todo a la reticencia de algunos países del bloque comunitario, en especial Francia. Sin embargo, consideran que existen «pocos argumentos» para estar en contra de este acuerdo, teniendo en cuenta el contexto internacional, que hace que se abra una oportunidad «claramente única» para sellar su firma. «Brasil y España compartimos que el acuerdo es la piedra fundamental para estrechar las relaciones entre la Unión Europea y los países que conforman el Mercosur. Europa necesita aliados, y América Latina y el Caribe es una de las regiones a la que debemos mirar en estos momentos», defendió Sánchez.
Tras su reunión en la Moncloa, Lula y su esposa, Rosângela Lula da Silva, asistieron junto a Sánchez al Palacio Real, donde Felipe VI les ofreció un almuerzo oficial. Durante su discurso, el Rey elogió «la respuesta firme y unívoca» de la sociedad y las instituciones brasileñas al asalto el pasado 8 de enero a la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia en protesta por la victoria del actual presidente brasileño. «Fue una muestra de la salud de la democracia en Brasil», añadió el monarca.
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