El 28 de agosto de 1994, hace ahora justo 30 años, las islas Canarias observaron algo inédito hasta entonces. Dos jóvenes saharauis llegaron a las costas de Fuerteventura en una patera portando una bandera del Frente Polisario. Fueron los primeros en lanzarse al mar para ... navegar por la después bautizada como ruta canaria, convertida hoy, décadas después, en la más mortífera del mundo. A los dos saharauis les han seguido desde entonces cientos de miles de personas que huían de la guerra y de la miseria de sus países en busca de un porvenir en Europa. Y miles de ellos han dejado sus vidas en el Atlántico ahogados o muertos de sed.
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Las llegadas al archipiélago hace tres décadas se podían contar con los dedos de las manos. Ese mismo 1994 solo se contabilizaron ocho inmigrantes más. Pero lo que comenzó como un goteo de forma paulatina se transformó en una riada de pateras y cayucos. No solo se lanzaron al mar más personas, sino que cada vez lo hicieron desde más lejos. Los dos saharauis zarparon desde Marruecos y apenas tardaron un día en completar el trayecto hasta Fuerteventura. Hoy la travesía desde Senegal a bordo de un cayuco -tradicional embarcación de pesca del África subsahariana- puede prolongarse durante 10 jornadas, con el riesgo para las vidas de los migrantes que ello conlleva.
El punto álgido antes de la actual crisis se produjo en el año 2006 cuando Canarias recibió a más de 31.000 personas. La ONG Caminando Fronteras explica que aquel auge se debió a «la militarización de las fronteras de Ceuta y Melilla». Ante la dificultad de entrada a las ciudades autónomas, las mafias, lejos de renunciar a su negocio, buscaron otra ruta: la canaria. Aún así, en 2007 la cifra ya se redujo a las 12.000 llegadas. El Gobierno de José Luis Rodríguez puso en marcha el Plan África para mejorar la calidad de vida en los países de origen y se firmaron acuerdos para desplegar efectivos de la Guardia Civil y Policía Nacional en los puertos de salida de los cayucos.
Pese a la reducción de las llegadas, la vía canaria se mantuvo latente a la espera de que las mafias volvieran a considerarla útil. Ello a pesar de que en 2011 el entonces ministro del Interior Jorge Fernández Díaz zanjó que la ruta canaria estaba cerrada. No fue así y se reactivó a pleno rendimiento a partir de 2020.
El año pasado arribaron a las costas canarias 40.000 personas y en lo que va desde 2024 se contabilizan otras 22.000. Hasta el 15 de agosto de este año las llegadas han aumentado un 126% con respecto al mismo periodo del año anterior. Según esta comparación, las llegadas se dispararán en otoño hasta cerca de las 50.000 por la mejora de las condiciones del mar y por el grave conflicto interno que vive Malí y que ha obligado a 200.000 de sus nacionales a refugiarse en Mauritania, principal punto de partida de los cayucos.
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Desde 1994 han llegado a las islas 230.000 personas. No se sabe con certeza cuántas vidas se ha cobrado la ruta canaria al no poder contabilizarse los cayucos desaparecidos que se ha tragado el Atlántico. Según los datos de Caminando Fronteras, solo en los primeros cinco meses de este año se han contabilizado 5.000 víctimas, de las cuales 154 eran mujeres y 50 menores. Cada día murieron en el mar 33 personas, todos los meses de enero a mayo superaron las 800 víctimas y 47 embarcaciones desaparecieron sin dejar rastro con todos sus pasajeros a bordo.
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