Gabriel Rufián intentó ser más Gabriel Rufián que nunca… también en el Supremo. Voluntad no le faltó pero, aunque logró colar varias gracietas y perlas, en cierta forma se contuvo para lo que podía haber sido conociendo sus antecedentes. El presidente de la sala, ... Manuel Marchena, sabía que el interrogatorio del diputado de ERC podía ser una bomba de relojería y desde el principio le avisó que no quería espectáculos y que, como testigo, tenía que responder a todas las partes. También a Vox.
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Esa advertencia, que no se la había hecho al anterior testigo, Iñigo Urkullu, fue extensa. Y aun así, Rufián coló la primera. Dijo que sí, que su 'show' no iba a llegar tan lejos como el de los exdiputados de la CUP (que el miércoles fueron multados, amonestados y expulsados por negarse a responder a las preguntas del partido ultra) porque las defensas le habían pedido que no se hiciera expulsar antes de declarar, pero espetó –por dos veces- que le parecía una «vergüenza que ustedes (los letrados de Vox) estén aquí como partido xenófobo y racista«.
El diputado, que tras admitir que lleva tres años en las Cortes Generales por los que ya es «casi casta», compareció como testigo porque estuvo presente en el cerco a la Consejería de Economía el 20 de septiembre de 2017. Marchena no le dejó salirse de ese escenario temporal, pero incluso dentro de ese corsé Rufián logró desmelenarse. Al menos un poco. Dijo sobre aquel asedio que lo de que la salida de la secretaria judicial por los tejados fue una 'fake news' o, en referencia a los patrols de la Guardia Civil vandalizados, que «los únicos coches devastados que he visto han sido los taxis a la Castellana».
Cuando percibió que Marchena le dejaba cierto margen para no montar más lío, Rufián se fue viniendo más arriba, sobre todo en el interrogatorio de la abogada del Estado, cuando esta le preguntó si era diputado de ERC, algo que, según Rufián, debería saber solo «con ver la tele». Y otra gracieta a la letrada. «¿Es usted socio de la ANC?». «Soy asociado de ANC, de la biblioteca de mi barrio y del videoclub», le espetó.
El presidente, aunque le ató en corto, no logró que el Rufián del Congreso saliese a pasear. «Me chirría que se dijera que aquello fuera una rebelión o un tumulto porque yo fui a merendar. Y en una revolución la gente no va a merendar», dijo en la sala, arrancando la sonrisa de alguno de los procesados. Bromas pero poco contenido jurídico en su declaración para esclarecer los hechos del 20 de septiembre de 2017 que es por lo que había sido llamado.
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