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La secretaria general de ERC, Marta Rovira, se ha despedido este lunes del cargo como número 2 del partido, atacando a quien ha sido su compañero de baile durante 13 años al frente de la formación republicana, Oriol Junqueras, al que ha vuelto a pedir ... que no repita como presidente y al que ha acusado de buscar el 'cuanto peor, mejor' en Esquerra para recuperar la presidencia.
Rovira, que no se presentará a la reelección, ha hecho balance de su gestión en la dirección republicana. Ha hablado de «victorias históricas» para el partido, como algunos triunfos electorales o la conquista de la presidencia de la Generalitat en 2021, además del referéndum del 1-O, los indultos, la amnistía, la reforma del Código Penal o el pacto con el PSC para dotar a Cataluña de un concierto económico. «El referéndum fue un acierto y no saber terminarlo conjuntamente ha sido un error», ha asegurado.
Pero al mismo tiempo ha admitido que los últimos meses de su mandato están siendo «muy duros», más aún que el «exilio», según ha reconocido. Según Rovira, el clima que se ha creado en el partido como consecuencia de la convocatoria del congreso interno, en el que se elegirá una nueva dirección, es «tóxico». La «desconfianza interna es desproporcionada», ha asegurado en una conferencia desde la sede del partido, arropada por algunos de los miembros de la corriente de los renovadores, como Carme Forcadell o Pere Aragonès. «Creo que la desconfianza se ha ido alimentando de forma interesada para sacar ventaja en la carrera interna, para ganar el congreso. Hay quien cree que, cuanto peor, mejor para él», ha afirmado, en referencia a Oriol Junqueras. Afines a Rovira y los junqueristas se enfrentan por el control del partido. La batalla está siendo a cara de perro.
A la líder secesionista le hubiera gustado acabar con más «cohesión interna». «Pero desde hace unos meses hay quien se empeña en que esto no pueda ser así», ha espetado. «Hay que dejar de confrontar y de atacar a las personas», se ha conjurado, también en un dardo velado a Junqueras. Los renovadores piden nuevos liderazgos, en especial piden a Junqueras que no opte a la presidencia. Marta Rovira ha señalado que el hundimiento electoral registrado por el partido en las últimas elecciones catalanas ya justifica que los actuales dirigentes se aparten y asuman la responsabilidad.
Rovira ha hecho balance de su etapa como secretaria general de ERC, que concluirá el 30 de noviembre de este año, tras el congreso interno de la formación. La dirigente republicana, huida durante casi seis años en Ginebra, si bien pudo regresar después de que la Audiencia Nacional archivara (por un error del instructor) el caso Tsunami, ha dirigido el partido durante 13 años. Siempre haciendo tándem con Oriol Junqueras. Fueron aupados a la cúpula republicana después de una etapa convulsa, la que enfrentó a Joan Puigcercós y a Josep Lluís Carod Rovira. Junqueras y Rovira pacificaron ERC y lo fortalecieron hasta el punto de ganar elecciones, cuando este partido siempre ha estado a la sombra de Convergencia, o de recuperar la presidencia de la Generalitat 40 años después de Josep Tarradellas. Rovira, en cambio, abandona el partido igual que como lo cogió: roto entre diferentes sectores y en guerra civil entre los dos pesos pesados.
La secretaria general apoya la candidatura de Nova Esquerra Nacional, aunque su voluntad es apartarse de la primera línea y seguir viviendo en Ginebra. Los renovadores, liderados por Xavier Godàs y respaldados también por el expresident Pere Aragonès, reclaman nuevos liderazgos. Piden a Junqueras que no repita como presidente del partido. En cambio, Junqueras no intención de dar un paso al lado. Se siente fuerte, cree que puede ganar el congreso y apuesta por repetir en la presidencia.
Las diferencias entre roviristas y junqueristas son más personales que de estrategia. En principio, ambos compartían la necesidad de investir a Illa y de mantener la alianza con el PSOE en el Congreso. Está por ver si el ganador del congreso cambia de tercio.
La batalla personal entre sectores ha convertido el debate precongresual en una guerra de guerrillas, en la que de momento no se están cuidando ni las formas. El sector afín a Rovira acusó días atrás a Oriol Junqueras de cobarde y de esconderse en la abadía de Montserrat, cuando los líderes del 'procés' debatían sobre la declaración unilateral de independencia el 27 de octubre de 2017.
Junqueras lanzó su candidatura con un ataque muy duro contra Marta Rovira, contra la actual dirección republicana y contra los miembros del sector renovador. Junqueras acusó a la cúpula del partido, encabezada por Rovira, de dirigir la formación con una estructura paralela, al margen de los órganos oficiales. Esta misma estructura paralela sería la responsable, según las imputaciones del expresidente del partido, de la campaña contra los Maragall, en la que se mofaban del alzhéimer del expresidente. Junqueras se desmarcó de la estructura paralela del partido. Rovira ha vuelto a pedir disculpas por la campaña contra los Maragall. «Es un error que no se puede repetir», ha afirmado.
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