Puigdemont decepciona a las bases independentistas más radicales

Con nocturnidad y alevosía, según denuncian los más críticos, el expresidente de la Generalitat ha decidido cargarse la Asamblea de representantes, que era una especie de parlamento paralelo y que se creó hace dos años. Mantiene el Gobierno de la República, presidido por él, pero elimina el 'poder legislativo', donde el dirigente nacionalista encontraba algo de oposición. Puigdemont ha convocado una consulta interna entre los 100.000 asociados de esta entidad, para que avalen o no su decisión. Desde el Consejo para la República aseguran que la decisión de Puigdemont no tiene nada que ver con la negociación para la investidura, pero el resultado de la votación, que se celebrará en septiembre, sí servirá para tomar la temperatura de hasta dónde llega el enfado de la parroquia secesionista, que asiste atónita al cruce de mensajes contradictorios, ya que mientras se abre la puerta a pactar con el Gobierno, al mismo tiempo se aboga a seguir proponiendo una confrontación contra el Estado.

El termómetro estará situado también en la manifestación nacionalista de la Diada del 11-S, que la ANC plantea como una herramienta de presión para que ERC y Junts no pacten con Sánchez y en la que los de Puigdemont pueden escuchar por primera vez gritos de traidores y 'botiflers'. La ANC llama al bloqueo de la investidura española y advierte de que la manifestación de la Diada del año pasado provocó la ruptura del Govern. Un mes después de que unas cien mil personas salieran a la calle a reclamar la independencia y la ANC cargara contra el Gobierno de Pere Aragonès, pues a su juicio ha renunciado a la secesión, Junts decidió romper con ERC y salió del Ejecutivo. La Asamblea confía en que la presión de la calle provoque este año la renuncia de Junts a investir a Sánchez.