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Carles Puigdemont ya lo ha conseguido. Cumpla o no su promesa de regresar este jueves para la sesión de investidura de Salvador Illa, se ha erigido, aun sin pisar España, en protagonista absoluto de una ceremonia ajena. Una liturgia para alumbrar un nuevo Gobierno ... en el que su formación, Junts, estaba llamada a ser una convidada de piedra hasta que el pasado sábado el expresident, en un nuevo giro teatral guionizado a través de las redes sociales, aseguró que regresaría a Cataluña tras casi siete años de autoexilio.
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Este jueves, el líder de Junts, avezado especialista en golpes de efecto, no obstante se embarca en su más arriesgada maniobra en este «viaje de regreso del exilio», como lo denominó en su última alocución de este miércoles, en la que quiso dar el aire más solemne, aunque fuera difundida por un mensaje en X. Un salto al vacío de consecuencias políticas y judiciales imprevisibles, empezando por el hecho de que, una vez detenido, sus opciones de conseguir su excarcelación si el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena le envía a prisión por el riesgo de fuga podrían no ser inmediatas y, a la larga, en cualquier caso son muy inciertas.
A la espera de los siguientes capítulos del regreso de Puigdemont, los postconvergentes revelaron ayer uno de los secretos mejor guardados de este viaje de vuelta: el formato en que el huido reaparecerá ante los suyos. El expresident quiere llegar en olor de multitudes al Parlament este jueves, tanto para evitar su arresto como para hacer una demostración de fuerza en plena investidura, para visibilizar que el 'procés' aún no está muerto.
El denominado Consell de la República Catalana, la organización más activa de la esfera de los postconvergentes en la actualidad, anunció que si Puigdemont no cae antes en la frontera o en el trayecto hacia Barcelona, habrá un acto de recibimiento al líder de Junts a las 9:00 horas en el paseo Companys de Barcelona para acompañarle al Parlament, donde se celebrará el pleno de investidura del candidato del PSC.
Y será allí, en última instancia, donde por fin el prófugo se dejará arrestar tras 2.840 días. Más de 93 meses desde que aquel 29 de octubre de 2017 escapara escondido en un coche (algunos dicen que en el maletero), solo horas después de que el Gobierno de Mariano Rajoy aprobara el 155 y dos días después de la momentánea declaración unilateral de independencia (DUI) del Parlamento.
Carles Puigdemont, previsiblemente, será interceptado antes de entrar en la sede del legislativo, porque los Mossos van a acordonar por completo el parque de la Ciutadella (donde se ubica el Parlament). La policía catalana, además, tiene previsto desplegar en los alrededores un importante contingente de sus dos unidades antidisturbios (Brigada Mòbil -Brimo- y equipos Arro) en previsión de que puedan registrarse altercados.
Muestra de que Junts quiere dar el máximo empaque y relevancia a este retorno y a la imagen de la policía autonómica en manos todavía de ERC deteniendo al exjefe de Gobierno 'exiliado' es que la convocatoria para acompañar a Puigdemont en su paseo hacia el Parlament habla de «recepción institucional» por la «vuelta a Cataluña del 130º presidente Generalitat de Catalunya». Además del consell, Assembla Nacional Catalana (ANC) y Òmnium, los dos colectivos que más movilización cosecharon durante todo el 'procés' y que fueron particularmente activos durante el referéndum del 1-O, han convocado a sus acólitos para madrugar este jueves. La convocatoria, no obstante, se enfrenta al escollo evidente de que en Barcelona ya metidos en agosto hay muchos más turistas que residentes y a la dificultad de movilizar a una cantidad significativa de simpatizantes en pleno mes de agosto, pero en las entidades soberanistas confían en que el 'efecto Puigdemont' haga resucitar el espíritu secesionista de aquel otoño de 2017 en plena investidura del primer presidente no nacionalista desde la salida de la Generalitat de José Montilla en 2010.
No es la única convocatoria lanzada para esta mañana en los alrededores del Parlament. Vox, en palabras de su presidente, Santiago Abascal, anunció ayer que su formación estará «esperándolo; que sepa que no olvidamos todo el daño que causó (y que áun causa) a nuestra patria y a millones de españoles. Hay que dar al prófugo golpista el recibimiento que se merece si se atreve a pisar España», escribió en X.
De lo que queda poca duda es de que Puigdemont finalmente ha optado por un regreso que intenta teñir de épica histórica, al modo del 'Ja soc aquí' de Josep Tarradellas en 1976, sobre todo después de haber rechazado expresamente cualquier otra fórmula de regreso menos estridente.
Y es que, según ha podido conocer este periódico, los Mossos d'Esquadra, en particular los responsables de la Comisaría de Información del cuerpo autonómico, desde el pasado 12 de junio -en conversaciones con Gonzalo Boye, abogado del huido-, vienen intentando sin éxito convencer al letrado y a su cliente de pactar una detención «discreta» y que, sobre todo, evitara el riesgo de daños personales y altercados. Puigdemont y Boye, según fuentes cercanas a la negociaciones, han rechazado en todo momento la posibilidad de un arresto sin cámaras y sin multitudes alrededor.
«El Parlament de Cataluña ha convocado a todos los diputados en el debate de investidura del próximo presidente la Generalitat. Yo tengo que estar y quiero estar», afirmó el líder de Junts en el que puede ser su último mensaje en las redes sociales que ha usado de manera profusa durante estos siete años en el extranjero como forma de comunicación prioritaria con sus acólitos.
En el vídeo que acompañaba el anuncio formal de «regreso del exilio», Puigdemont insistió en que su detención sería «ilegal y arbitraria»; al tiempo que aprovechó para lanzar unas andanadas tanto a Pedro Sánchez con a Illa. «El final de la represión política está contemplada en la ley de amnistía» pero, afirmó, «algunos jueces se niegan a aplicarla». Y a pesar de ello, dijo el líder de Junts, «no parece que al Gobierno le inquiete mucho». «Me temo que al futuro Govern de Catalunya le será igual de indiferente», le espetó al PSC, precisamente al partido que se ha conjurado para amargarle la fiesta en esta jornada histórica de este jueves.
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