El expresidente de la Generalitat ha reivindicado este sábado la vigencia del mandato del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017 y lo ha puesto como referencia «imprescindible» para la consecución de la independencia de Cataluña. El secesionismo ha conmemorado el aniversario del 1- ... O días antes, en un conjunto de actividades en las localidades de Arenys de Mar, de Munt y en Canet de Mar, todas ellas en Barcelona.
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Puigdemont ha intervenido en un acto del consejo de la república, el gobierno paralelo extraoficial que preside, en el que ha llamado a España a hacer una «reflexión» y autocrítica sobre su papel el 1-O y ha advertido de que no tira la toalla «ni lo hará nunca» para conseguir la independencia, aunque se intente convertir, según ha dicho, la Generalitat en una «gestoría de encefalograma políticamente plano». Ha lamentado que nadie haya pedido perdón por la «violencia y la represión» que a su juicio practicaron las fuerzas de seguridad para intentar impedir la celebración de la votación y ha lamentado también que el Rey no haya aún pedido perdón ni haya rectificado el discurso que pronunció el 3 de octubre. Según Puigdemont, la ley de amnistía es una primera rectificación por parte del Estado español, pero ha avisado de que es insuficiente, toda vez que ha precisado que la iniciativa de aprobar este norma no partió del Estado, sino del propio independentismo.
El líder de Junts ha vuelto a cuestionar la legitimidad democrática de la investidura de Salvador Illa. Días atrás, su partido sembró dudas y aseguró que la decisión de la militancia de ERC de apoyar la elección de Illa se basó en una «mentira» y un «engaño», a su juicio, pues los dirigentes republicanos vendieron el acuerdo sobre financiación con el PSC como un concierto para Cataluña. Puigdemont ha señalado este sábado que la «represión» ha dado ventaja a los socialistas y se ha producido una «alteración del juego democrático». En campaña, el expresidente de la Generalitat siempre defendió que su candidatura jugaba en inferioridad de condiciones al no poder estar presente en Cataluña y hacer la carrera política pueblo a pueblo.
El dirigente soberanista ha evitado referencias directas al momento político de su partido, inmerso en una negociación a contrarreloj con el PSOE por el techo de gasto y los Presupuestos Generales del Estado. No obstante, la intervención del dirigente nacionalista desmiente las tesis de la normalización política de Cataluña. En un mensaje dirigido al Gobierno, ha advertido de que «intentar hacer política prescindiendo» de todo lo que significa el referéndum del 1-O es «faltar al principio de realidad». «Podemos intentar convertir la Generalitat en una institución de encefalograma plano, pero no pueden cambiar la historia », ha apuntado. Y al presidente del Gobierno y al presidente de la Generalitat, que aseguran que Cataluña ha entrado en una fase de normalidad institucional, les ha espetado que «no puede haber normalidad mientras tengamos que luchar con las manos atadas y con la amenaza permanente».
Su lugarteniente, Toni Comín, ha sido más explícito. El conflicto catalán no podrá darse por cerrado hasta que el Estado reconozca el derecho de autodeterminación. «El conflicto está abierto, la herida no está cerrada» y el 1-O y su mandato democrático «ponen las condiciones para que la autodeterminación sea respetada», ha afirmado en el mismo acto. No se trata de reivindicar el referéndum del 1-O como una forma de aferrarse al pasado, de forma irracional o tozuda, sino que es la forma válida, ha rematado, de culminar el 'procés'.
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