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Domingo, 15 de enero 2023, 00:11
El 'procés', entendido como el intento de secesión por la vía unilateral ejectuado por Mas, Puigdemont y Junqueras, se ha acabado. Lo mantiene el Gobierno, lo dijo Jordi Sànchez, expresidente de la ANC y ex secretario general de Junts, y lo prueba el divorcio entre ... ERC y Junts y que el Govern en solitario de Esquerra negocie su estabilidad con los socialistas catalanes.
El Gobierno asegura que su política de apaciguamiento, pactada en la mesa de diálogo con el Govern, está dando frutos. ERC colabora con la gobernabilidad del Estado y se compromete a actuar dentro del marco legal. Pero hay un elemento que siempre ha estado fuera de la ecuación de la agenda del reencuentro del Ejecutivo central: Carles Puigdemont. En 2017, tras declarar la independencia, decidió marcharse a Bruselas y seguir desde allí con la confrontación contra España. La reforma del Código Penal y el auto de procesamiento emitido por el juez Pablo Llarena esta semana han vuelto a situar al expresidente de la Generalitat en el centro de la diana.
Su futuro judicial condicionará la agenda del reencuentro de Sánchez. Tras conceder el indulto a los nueve dirigentes independentistas, derogar la sedición y reformar la malversación, el Gobierno ha congelado la mesa de diálogo con la Generalitat. El Ejecutivo central señala que hay normalidad institucional. Sin embargo, el independentismo le replica que el conflicto político sigue aún más vigente que nunca y que todavía queda pendiente la negociación sobre el referéndum. Y luego está la carpeta Puigdemont. Fuentes independentistas, del sector más radical, aseguran que este debe ser el año en que todo vuelva a saltar por los aires. Su tesis, desde el optimismo, es que Puigdemont podrá regresar victorioso, después de que la justicia ratifique su inmunidad como europarlamentario. La sentencia del Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) podría llegar entre febrero y marzo y, si alguna de las partes recurre, la resolución definitiva en última instancia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sería para otoño. Ahí sitúan en el independentismo el 'momentúm' del regreso del expresidente. Y creen que su retorno sería el acicate que necesita el movimiento nacionalista para resucitar el 'procés'.
Hoja de ruta. ERC se verá obligada a retomar la unidad secesionista y radicalizar su discurso si el líder de Junts regresa victorioso
Elecciones. Si es juzgado solo por malversación y no le caen los 12 años que apunta Llarena, habrá servido en bandeja la campaña al PP
El Gobierno confía en que la reforma penal facilite la extradición del expresidente, pero en el secesionismo están convencidos de que no ocurrirá, que antes de llegar «esposado y rendido» ante un juez español, como dijo el líder de Junts, siempre habrá algún país dispuesto a «protegerle». Antes, el 31 de enero, el TJUE dictará sentencia sobre las euroórdenes de extradición. Determinará si Bélgica puede rechazar la extradición de los dirigentes independentistas huidos, como ha hecho hasta ahora. Si el TJUE da la razón a Llarena, el magistrado del Supremo podrá reactivar las peticiones de entrega por malversación y Bélgica lo tendrá más complicado para negarse.
El Gobierno ha apostado fuerte en Cataluña. Ha arriesgado pactando con ERC y beneficiando a los dirigentes que protagonizaron el referéndum ilegal de 2017 y que declararon la independencia. En Cataluña hay 48 escaños en disputa en las generales. Un total de 32 diputados catalanes (13 de ERC, 12 del PSC y 7 de los comunes) apoyaron la investidura de Sánchez en 2019. Por tanto, el líder socialista se juega su reelección, en parte, según cómo acabe la cuestión catalana. Puigdemont es el elemento que puede dar al traste con los planes del presidente.
Si Puigdemont vuelve victorioso, acabará la guerra civil independentista, habrá tensión en la calle, el 'procés', que permanece latente, saldrá del congelador y ERC se verá obligada a retomar la unidad secesionista y radicalizar su discurso. Y por contra, si regresa y es juzgado solo por malversación y no le caen los 12 años que apunta Llarena, habrá servido en bandeja la campaña al PP, que acusa al presidente del Gobierno de ponerle una «alfombra roja» al «golpista» de 2017. Está por ver si el electorado compra el relato optimista del Gobierno. Las municipales y autonómicas serán la primera prueba de fuego.
Mientras, Sánchez comprobará este próximo jueves si está en lo cierto cuando da por enterrado el 'procés'. España y Francia celebrarán en Barcelona una cumbre bilateral, con Sánchez y Macron a la cabeza, y el secesionismo está caldeando el ambiente para que haya una gran protesta. Carles Puigdemont ha sido el principal impulsor de la manifestación contra la cumbre. ERC se ha visto obligada a secundarla, tras no acudir a la de la Diada. Aragonès, en cambio, participará en el encuentro hispanofrancés. Menos de 10.000 manifestantes (a años luz de las protestas del 'procés) será un rotundo fracaso, según los nacionalistas. Si hay división independentista, como en el 11-S y en el quinto aniversario del 1-O, también.
Un sondeo del ICPS, departamento dependiente de la Universidad Autónoma de Barcelona, corrobora la tendencia hacia la normalización de Cataluña de la que habla Pedro Sánchez y niegan los independentistas. Según el barómetro de 2022, el apoyo a la secesión está por debajo del 40%, la cifra más baja desde 2011, mientras que el 53% de los catalanes apuesta por permanecer en España. En 2018, partidarios y detractores de la secesión empataban a 46. Además, la frecuencia con la que se discute sobre política en las familias está también en niveles previos al 'procés'. Mejora asimismo la satisfacción con el funcionamiento de la democracia y, por primera vez en lustros, quienes no son partidarios de la independencia son más los que consideran que la cuestión sobre la secesión es poco o nada importante.
Un dato que marca un cambio de tendencia: empeoran las valoraciones tanto de los dirigentes de JxCat entre quien ha votado a ERC como de los líderes de ERC entre el electorado de JxCat. «Esto pone en evidencia el fin de la etapa del 'procés', caracterizada por una simpatía mutua entre los dos electorados independentistas», afirman los autores del sondeo. La preferencia por el Estado independiente retrocede además doce puntos entre los votantes de Junts y diez entre los de ERC.
Y último dato del barómetro de la Autónoma de Barcelona: solo el 4% de la población catalana aún cree que el camino iniciado en 2012 por ERC y entonces Convergència conseguirá culminar la secesión.
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