Pedro Rollán
Secciones
Servicios
Destacamos
Pedro Rollán
A Pedro Rollán (Madrid, 1969) no se lo ponen fácil los senadores que rivalizan con su partido, el PP, pero tampoco los suyos. Con el protagonismo de la Cámara alta acentuado porque su mayoría confronta con la del Gobierno, quien ostenta la cuarta autoridad del ... país, curtido en la brega municipal y autonómica, repasa este primer, intenso y conflictivo año de legislatura.
-¿Cuánto le cuesta mantener el orden?
-Más de lo deseable. Esta es una legislatura distinta porque la formación que obtuvo mayor número de escaños en las elecciones generales no ha tenido la mayoría necesaria en el Congreso para asumir el Gobierno. Y a esto se suma que en el Senado el Grupo Popular tiene mayoría absoluta. Son elementos que justifican lo apasionado del debate. El comportamiento es bueno, pero siempre es susceptible de poder ser mejor.
-¿Se ha convertido el Senado en el fortín del PP?
-El Senado es la representación de lo que los españoles determinaron el 23 de julio. Todos los grupos actúan en función de su representación. Es la democracia.
-¿Le suscita alguna lectura que se descubra a esta Cámara por la bronca de esta legislatura? ¿Y que haya opiniones que la rebajan frente al Congreso?
-Bueno, me sorprendió muy mucho que algún ministro intentara posicionar el Senado en una situación de inferioridad. Esa duda se disipa cuando te lees la Constitución, que consagra que la soberanía nacional reside en las Cortes. Es indudable que al Gobierno, a cualquier Gobierno, que el Senado pueda tener un peso político distinto le puede resultar incómodo. Quizás eso es lo que justifica el gran número de ausencias, de ministros y también del propio presidente. Uno de los objetivos que me fijé era que nadie tuviera que formularse la pregunta de para qué sirve el Senado. Eso ya nadie se lo pregunta y me felicito de que así sea. La Cámara tiene una altísima intensidad con tres plenos al mes y las comisiones semanales.
-Ha dejado caer que Sánchez y sus ministros no vienen lo suficiente aquí. ¿Están eludiendo su responsabilidad?
-Eso habrá que preguntárselo a los miembros del Consejo de Ministros. Pero, desde luego, ausencias hay muchas.
-¿Y tiene la ciudadanía motivos para preocuparse por la tensión entre el Senado y el Congreso?
-Yo creo que la tensión viene producida por los asuntos que han sido objeto de debate. Ni el Partido Popular ni el Partido Socialista llevaban en su programa tramitar una ley de amnistía para aquellos que intentaron dar un golpe de Estado en Cataluña. Una formación política decidió cambiar de opinión. En estos meses, se han reproducido informes de los servicios de esta Cámara advirtiendo de la inconstitucionalidad de la norma, está el dictamen de la Comisión de Venecia y el Tribunal Supremo se ha pronunciado esta semana. Yo no me aparto de la Constitución. Y sigo pensando hoy lo mismo que pensaba antes del 23 de julio. Si otros cambiaron de opinión, ya no es mi responsabilidad.
-Según eso, ¿el PSOE ya no está en la Constitución?
-El Partido Socialista, por sus hechos, está con un pie dentro y un pie fuera. Yo respeto que cuando quieres conformar una mayoría, necesites llegar a acuerdos con otras formaciones; me parece legítimo, lo digo de veras. Pero que esos puntos de encuentro supongan un giro de 180 grados en los postulados de un partido con una larguísima tradición democrática hace que cobren un valor crucial las palabras del expresidente González. Para evitar la polarización habría sido necesaria la reflexión, el sosiego, la voluntad sincera de acuerdo por parte de la inmensa mayoría. Y la inmensa mayoría no se mide en número de formaciones, sino en votos. Se ha hecho prevalecer los acuerdos con formaciones independentistas que el 23 de julio apenas llegaron al 6% de los votos. Y una gran formación como el Partido Socialista estuvo dispuesta a allanar lo que anteriormente le suscitaba un enérgico rechazo.
-La ley fue vetada aquí. ¿Cómo recibió el lunes la negativa del Supremo a amnistiar a Carles Puigdemont y Oriol Junqueras?
-Yo respeto ese posicionamiento. Ningún Gobierno autonómico, su conformación, tendría que suponer un impacto en la gobernabilidad de un país. El Gobierno de la nación está un día pendiente del Consejo de Ministros y al siguiente, de lo que pueda ocurrir en la investidura del presidente de la Generalitat. El señor Illa, que ganó las elecciones, está negociando con algunos de los que podrían verse beneficiados por la amnistía. Y la dificilísima aplicación de la norma está provocando incertidumbre e inestabilidad.
-Que la amnistía haya encallado en el alto tribunal, ¿da la puntilla a la legislatura?
-Eso solo lo puede determinar el presidente del Gobierno. Pero las curvas han llegado incluso antes de lo previsto.
-El PP va a citar al presidente Sánchez a la comisión de investigación creada en esta Cámara sobre la presunta corrupción en su entorno. ¿Esa imagen será una anomalía? ¿Le incomoda?
-(Pausa) Hasta la fecha, yo no he hecho ningún tipo de valoración ni de crítica política, porque evidentemente mi puesto así lo requiere. Es una imagen inaudita. Y quizás -eso lo dejo para la consideración de los lectores- si se hubiera respondido a las preguntas del Grupo Popular en nuestra Cámara hermana del Congreso, no tendría lugar. Pero no me corresponde valorarlo.
-Quien sí ha desfilado ya por esa comisión ha sido la presidenta del Congreso, Francina Armengol. Otra imagen anómala.
-Hay que verlo dentro de las reglas de juego y del compromiso de transparencia de los grupos políticos. Lo deseable sería que todo fuera un remanso de paz, pero eso es casi el deseo de Alicia en el país de las maravillas. Creo que tiene que encajarse en la normalidad parlamentaria.
-¿Habló con Armengol ese día?
-No, ese día no coincidimos. Pero tengo que decir que, desde las antípodas políticas, la relación personal con ella es muy cordial. Y tenerla no me impide remitirle las comunicaciones que considere oportuno en la legítima defensa de los intereses del Senado.
-Vamos con esos contenciosos. El Senado amagó con un conflicto competencial ante el Constitucional al interpretar que el Congreso le hurtaba capacidades en la tramitación de la amnistía. ¿No fue excesivo abrir la espita de un conflicto institucional para después no consumarlo?
-Lo que fue excesivo es que la Mesa del Congreso se arrogara unas competencias que no tenía. Pedimos una reconsideración a los que llevaron a cabo la votación; es decir, el pleno. Nos habríamos sentido respetados si se hubiera atendido ese requerimiento.
-El segundo choque es por la enmienda introducida en la Ley de Paridad que impide vetar el techo de gasto en los Presupuestos del Gobierno. ¿Atisba un intento de maniatar al Senado?
-Esa enmienda es incongruente y hay sentencias del Constitucional. El porcentaje de votaciones exitosas para el Gobierno le es más favorable en el Congreso. Quizás esa sea la razón por la que el Gobierno pueda no sentirse cómodo en el Senado, lanzando el mensaje de que su papel es solo de segunda lectura. Si la ley de amnistía se hubiera tramitado como una modificación constitucional, el Senado habría sido determinante.
-La Conferencia de Presidentes no se reúne en el Senado desde diciembre de 2020. ¿Veremos esa reunión esta legislatura? Quizás no es el entorno en el que Sánchez se pueda sentir más cómodo.
-Pues debería sentirse cómodo. Cualquier presidente del Gobierno debería sentirse cómodo en el Senado, porque las comunidades juegan un papel esencial y sobre ellas residen competencias como la sanidad, la educación o la vivienda. Por lo tanto, que cualquier presidente venga al Senado supone establecer un puente con todos y cada uno de los Gobiernos autonómicos, estén al frente unas formaciones u otras.
-Aunque el marco es el Consejo de Política Fiscal y Financiera, ¿una cumbre aquí podría ser un buen banderazo de salida para encarar el sudoku de la nueva financiación autonómica?
-La propia Comisión General de Comunidades Autónomas lo sería. Yo he tenido alguna responsabilidad en el ámbito autonómico y cuando escucho que se puede establecer un modelo de financiación singular para un territorio, lo primero que me lleva a pensar es que para que uno se lleve más, el resto va a tener menos. Un murciano no puede ser menos que una señora de Castilla-La Mancha. Una señora de Castilla-La Mancha no puede ser menos que un señor de Lérida. Un señor de Lérida no puede ser menos que un joven de Madrid. Esas son las reglas del juego, lo que se tiene que preservar y lo que se tiene que trabajar. Es necesario llevar a cabo un nuevo modelo de financiación autonómica sin privilegios, respetando el principio de igualdad y justo; en el que las comunidades más pujantes sigan teniendo las herramientas para poder ser locomotora y en el que ninguna otra se quede un paso por detrás. Para eso hace falta generosidad, altura de miras y respetar a todos por igual.
-Es decir, que estaría abierto a esa cumbre.
-Pues estaríamos encantados de que esa circunstancia pudiera producirse. Ahora bien, estoy convencido que en el Senado no se iba a consentir que hubiera territorios de primera y de segunda. Aquí la singularidad es la de todas y cada una de las comunidades. Por lo tanto, igualdad para todas.
-O sea, diecisiete singularidades.
-(Sonríe) Diecisiete singularidades en un marco común.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.