El PSOE obvia las divisiones y se aferra a que Díaz «sacará voto de la abstención»

Los socialistas se agarran de momento a ese vaso medio lleno para defender que sigue habiendo partido con la derecha. La posibilidad de que el bloque progresista vaya dividido en tres a los comicios previstos para el mes de diciembre genera, no obstante, una indudable incertidumbre. En el PSOE siempre han tenido claro que para reeditar la coalición es necesario que ellos ganen al PP o que la distancia que logren sacar los populares no sea excesiva, y que la marca que presente Yolanda Díaz quede en tercer lugar, por delante del partido de Santiago Abascal, para maximizar la conversión de votos en escaños. «Aquí –dicen– se juega en dos divisiones: en primera, el PSOE y el PP y, en segunda, Sumar y Vox; las dos son igulamente importantes».

Sin los morados dentro de la plataforma que este domingo presentó Díaz, la continuidad de Sánchez en la Moncloa se antoja casi imposible. Pero, aunque algunas voces en la dirección del partido han empezado a asumir lo probable de ese escenario y a alertar de que «Podemos puede haber llegado a la conclusión de que le conviene más pasar a la oposición para rearmarse», los principales estrategas defienden que «aún es pronto para saber cómo se decantará» este asunto. «Ahora estamos en un momento preelectoral y las negociaciones probablemente se mueven en esa premisa, pero entiendo que aún hay margen para el acuerdo», apunta otro alto cargo del Gobierno y el partido, en alusión a lo que pueda ocurrir tras las autonómicas y municipales del 28-M.

La apuesta de Sánchez, hasta ahora, ha sido la de impulsar a la vicepresidenta en detrimento de las ministras de Podemos, Irene Montero y Ione Belarra. Algunas fuentes, no obstante, ven «demasiado optimista» creer que los comicios dejen a los morados en una posición de enorme debilidad que permita a Sumar «quedarse con todo». De ahí, la insistencia en que sería mejor que vayan unidos.

La ministra Portavoz, Isabel Rodríguez, respondió este martes a la acusación de Belarra de que los socialistas impulsan a la vicepresidenta porque ellos han resultado «incómodos» como socios con una defensa de la coalición. «Hemos sido capaces de forjar grandes acuerdos, que no solo han sido en común con las partes del Gobierno sino con una amplia mayoría del arco parlamentario, en beneficio de la mayoría, como la reforma de las pensiones la semana pasada», señaló.

En Moncloa rehusan, sin embargo, hacer análisis a largo plazo y se aferran a lo inmediato. Y hoy por hoy creen que hay razones para no dar nada por perdido en la pugna contra la derecha. «La izquierda estaba desmotivada, apática, y lo que ha ocurrido este fin de semana es un revulsivo», alegan. Fuentes gubernamentales remarcan además que han conseguido contener el trasvase de votos al PP, su principal brecha.

En julio, tras la mayoría absoluta de Juanma Moreno en Andalucía, el CIS detectaba una fuga de votantes socialistas al partido de Alberto Núñez Feijóo del 8,3% y la fidelidad de voto del PP alcanzaba casi el 87%. Ahora, está en el 78,7% y el trasvase desde el PSOE se ha estabilizado en torno al 6,5%. A eso, en el entorno del presidente suman la reciente encuesta de Gad 3 para ABC, según la cual, Sánchez sería ahora el favorito para presidir el Gobierno por delante de Feijóo (24,1% frente a un 19,6%).