PSOE y PP no cierran el acuerdo para la reconstrucción y seguirán dialogando

«No damos nada por roto», insistieron anoche fuentes del PP tras la reunión que mantuvieron para intentar allanar el camino. Los interlocutores fueron los mismos que durante la última semana. Los populares estuvieron representados por la exministra Ana Pastor y el secretario general del grupo, Guillermo Mariscal; en nombre del PSOE acudieron la portavoz, Adriana Lastra, y Rafael Simancas; y, por parte del Gobierno, el secretario general de Presidencia, Félix Bolaños, y el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Antonio Montilla.

Al término de la cita, contrarreloj, los socialistas trasladaron que, «a pesar del esfuerzo hecho por el Gobierno», el PP se desmarcaba y no respaldará hoy ninguno de los cuatro documentos de conclusiones -sanidad, UE, reactivación económica y políticas sociales-. Unos y otros, sin embargo, mantuvieron el emplazamiento a seguir dialogando. «Canales de negociación abiertos», insistió la formación conservadora.

La abstención del PP el miércoles tras la votación de las enmiendas al texto base de PSOE y Unidas Podemos en el ámbito sanitario y europeo fue el indicativo de que es en esas dos áreas en las que hay posibilidad de puntos en común. Algunas de las propuestas de los populares ya fueron aceptadas, pero para un pacto general, que mueva al partido a respaldar el documento final, aún habrá que esperar.

En lo sanitario, hay diferencias sobre la eliminación de los copagos, pero el PP pone el foco en otros dos aspectos «clave», a su juicio, que no han sido aceptados por el PSOE. Uno de los apartados tiene que ver con la financiación de las medidas. El otro, con la creación de la Agencia de Salud Pública que demandan los populares para estar pertrechados para futuras pandemias. Este último, lo consideran esencial para el acuerdo. En lo económico, en cambio, la aproximación parece muy poco probable.

Pastor, que ha intervenido esta mañana en el debate de conclusiones sobre medidas sanitarias, ha agradecido, en todo caso, al PSOE «la sensibilidad» para aceptar algunas de las medidas que defiende el PP. Y ha rebatido a las fuerzas nacionalistas e independentistas, que ven en el espíritu de la comisión un afán «recentralizador». Iniciativas como la Agencia de Salud Pública persiguen, a su juicio, mejorar la «cogobernanza» y sería un organismo con presencia de las comunidades autónomas.

La dirigente popular ha instado, además, a todos los grupos parlamentarios a intentar alcanzar antes del pleno de finales de julio un pacto en materia sanitaria. Desde el PSOE, se mantiene la «mano tendida» para el acuerdo. Aunque la diputada Ana Prieto ha reprochado su actitud al principal partido de la oposición: «Se bajan del acuerdo, lo que demuestra una vez más su falta de compromiso con el interés de los españoles, que en este momento tan difícil pasa por acordar y unir. Lamento que el PP haya sido incapaz de salir de esa posición que ha mantenido a lo largo de todo este período de pandemia».

Mientras tanto, las conversaciones de la comisión de reconstrucción han puesto de manifiesto que la relación entre Gobierno y Ciudadanos avanza. Los liberales ya votaron a favor el miércoles de tres de los documentos modificados: economía, sanidad y UE. Para sumarse al pacto social creen fundamental no excluir a la escuela concertada de las ayudas tras la crisis de la Covid-19.

Esquerra, socio de investidura de Pedro Sánchez, se ha mostrado en cambio crítico con el Ejecutivo. En el debate sanitario, Gabriel Rufián ha reprochado una tendencia, a su juicio, hacia la centralización. «Sabe mal que tengan que ser los grupos minoritarios los que hagan de Pepito Grillo -ha trasladado- y digan que lo que aquí estamos haciendo es una especie de Juan Palomo entre PSOE, PP y Ciudadanos para intentar tender unos puentes inexistentes».

La marcha atrás del PSOE sobre la incorporación en las conclusiones del compromiso de derogar la reforma laboral también ha generado tensiones con los aliados del Gobierno. Este asunto figuraba en una enmienda de EH Bildu, pero aunque los socialistas apoyaron la propuesta el miércoles pasado, poco después forzaron una segunda votación para corregir su posición.

A la protesta de la izquierda abertzale, que ve al Gobierno apostando por la derecha, se ha sumado Esquerra. «Nos parece un atropello, manejan esto a veces como si fuera su cortijo», ha reprochado Rufián al PSOE.

El portavoz de Unidas Podemos, sin embargo, ha querido tranquilizar a los aliados. Más allá de que se incorpore o no este punto a las conclusiones de la reconstrucción, Pablo Echenique ha recordado que forma parte del acuerdo de gobierno y que, en vista de la labor de del Ministerio del Trabajo, «a la reforma laboral del PP no le van a quedar ni los palos del sombrajo».

El trabajo en el área económica es el que más diferencias entre proyectos ha hecho aflorar. PP y Ciudadanos han advertido sobre la subida de impuestos que contempla el Gobierno, los populares se han quejado de que sus enmiendas no se han tenido en cuenta, y el PNV ha lamentado que el documento en este terreno, quizá uno de los más relevantes, sea «un campo con algunas flores aquí y allá» sin planificación ni cuantificación del coste de las medidas.

También en este apartado, los socialistas han censurado la posición del PP, partido al que acusan de estar centrado en sus intereses.