El líder de EH Bildu en Pamplona, Joseba Asiron, ya fue alcalde entre 2015 y 2019. EFE

Sánchez cruza otra frontera al otorgar a Bildu la Alcaldía de Pamplona y desalojar a la derecha

Feijóo vincula la moción de censura al «pacto encapuchado» para investir al presidente y da por «imposible» poder acordar nada con él en estas circunstancias

Miércoles, 13 de diciembre 2023, 08:31

Menos de siete meses después de las elecciones municipales del 28-M y apenas uno desde su investidura, Pedro Sánchez ha cruzado otra línea roja que afianza el entendimiento del PSOE con EH Bildu, acomodada paulatinamente a la normalidad política e institucional tras la disolución ... de ETA, y engrosa las concesiones con las que el presidente del Gobierno engrasa su estrategia de alianzas frente a la derecha con el conjunto del soberanismo catalán y vasco. En un acuerdo inédito, los socialistas navarros han reproducido, de vuelta, el acuerdo que ha permitido a Sánchez retener la Moncloa siendo segunda fuerza al aliarse con la coalición de Arnaldo Otegi para desalojar a la alcaldesa de UPN de Pamplona, Cristina Ibarrola, y aupar al cabeza de lista abertzale, Joseba Asiron, al Ayuntamiento que ya dirigió entre 2015 y 2019. La operación irrumpe en un contexto en combustión por la ley de amnistía y siembra con todavía más escollos la reunión pendiente entre Pedro Sánchez y un Alberto Núñez Feijóo que da por «imposible» acordar nada con su rival tras el «pacto encapuchado».

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El vuelco pamplonés, justificado por sus impulsores por «la parálisis» de la ciudad y que ha llevado a UPN a romper relaciones con los socialistas –Ibarrola tildó de «miserable» que estos otorguen semejante poder a «los herederos de ETA»–, ha arreciado el vendaval que azota la política española tras el ciclo electoral. El líder del PP cree acreditado que la operación forma parte de una entente entre Bildu y Sánchez que aleja, aún más, toda posibilidad de alcanzar pactos en esta legislatura. Ambos líderes tienen pendiente una reunión con la renovación pendiente del Consejo General del Poder Judicial como trasfondo.

EH Bildu, que recuperará Pamplona en el pleno del próximo 28 de diciembre, fue el único partido soberanista que no condicionó la investidura de Sánchez a ninguna contrapartida concreta –al menos públicamente–, aunque sí obtuvo a lo largo del proceso negociador algo de alto valor simbólico: la primera imagen de un presidente de Gobierno español reuniéndose formalmente con sus cargos; en este caso, su portavoz en el Congreso, Mertxe Aizpurua, condenada en su día a un año de cárcel por vinculación con el terrorismo, y su homólogo en el Senado, Gorka Elejabarrieta. Arnaldo Otegi y los suyos, que libran una dura competencia electoral con el PNV con las elecciones vascas en el primer semestre de 2014, siempre aseguraron que respaldarían la reelección del candidato socialista para frenar el avance de la «extrema derecha» de Vox de la mano del PP.

Pero el futuro del Ayuntamiento pamplonés, un pilar en el imaginario ideológico abertzale que aspira a la unificación del País Vasco y Navarra, afloraba en trastienda de esa supuesta falta de contraprestaciones. Máxime cuando Bildu volvió a permitir con su abstención la presidencia foral de María Chivite y cuando, siendo primera fuerza en Vitoria y en la Diputación foral de Guipúzcoa, no gobierna en ninguno de los dos lugares por el pacto de los socialistas con el PNV que contó con el decisivo apoyo del PP. El PSN y el PSOE evitaron dar el salto que han protagonizado ahora tras el 28-M para no enturbiar la campaña de Sánchez hacia las generales adelantadas al 23-J tras la debacle en las elecciones locales alimentada, en buena medida, por la inclusión de exetarras en las listas de la coalición abertzale.

Otegi niega

Con todos estos ingredientes sobre la mesa, las consecuencias del movimiento son similares a la de una carambola sobre un tapete de billar. El pacto en Navarra, que cuenta además con Geroa Bai (la marca del PNV en la comunidad) y Contigo-Zurekin (la de Podemos) se ha forjado con el visto bueno de Santos Cerdán, número tres del PSOE, muñidor de los acuerdos de investidura con las formaciones soberanistas y encargado, a su vez, de encabezar la delegación socialista que ha negociado con Junts en Bruselas y, ahora, en Ginebra. Y llega, además, después de que Elma Sáiz se haya incorporado al Consejo de Ministros como titular de Seguridad Social. La socialista navarra se abstuvo en la votación para elegir a Ibarrola como nueva alcaldesa tras el 28-M.

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Los impulsores de la moción se esforzaron en desvincular la operación navarra del convulso escenario nacional y en presentarla como benéfica para los intereses ciudadanos. Otegi negó en ETB un «cambio de cromos» por la investidura del líder del PSOE ni que esto esto tenga algo que ver «con el Estado». Ferraz enmarcó el pacto, por su parte, en el «compromiso» del PSOE en «trabajar para generar un clima político de entendimiento que mire al futuro, sin olvidar el pasado», en alusión a la memoria de las víctimas. El ministro de Transportes, Óscar Puente, fue más explícito en la sesión de control al Gobierno en el Congreso –la primera de la legislatura, casi monopolizada por este asunto– y bendijo el acuerdo con un partido «progresista y democrático».

Para el PP, en cambio, constituye un «engaño más» de Sánchez a su propio electorado y al conjunto de la ciudadanía. «No solamente es la amnistía. Es dar a un partido heredero de ETA lo que no consiguió en las urnas», censuró. UPN ganó los comicios del 28-M en Pamplona con nueve ediles, aunque lejos de la mayoría absoluta (14). Los socialistas entonces y hasta el 17 junio, día de la constitución de los ayuntamientos, rechazaron aupar al candidato abertzale, que obtuvo ocho representantes.

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El PSE asegura que no hará lehendakari a un candidato abertzale

Consciente de la magnitud del incendio que se puede desatar a pocos meses de las elecciones en el País Vasco y del roto que la decisión del PSN de apoyar a EH Bildu en Pamplona le puede hacer a su relato, el líder de los socialistas vascos, Eneko Andueza, se esforzó este miércoles en levantar un cortafuegos inmediato. Dijo que lo sucedido en la capital navarra es una cuestión «local», con origen en «la parálisis absoluta» en la que, a su juicio, está el Ayuntamiento gobernado hasta ahora por UPN. Lo cual supone, a su juicio, que «en Euskadi no cambia nada». «Vengo mucho tiempo diciendo que el PSE-EE no va a hacer lehendakari a un candidato de EH Bildu. Me ratifico en esa afirmación y es una afirmación que llevaremos hasta el final».

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