Los problemas de Podemos afloran en las organizaciones territoriales

Las primarias para elegir la nueva dirección de En Marea -la confluencia en la que participa Podemos- han acabado en los tribunales después de que el bando perdedor, apoyado por Podemos, denunciase supuestas irregularidades en las votaciones. En el fondo de la polémica está la lucha entre las dos almas de En Marea: la nacionalista y la izquierdista. Es una batalla que puede llevar a la escisión de la coalición, que entre sus máximos éxitos cuenta con gobernar en los Ayuntamientos de La Coruña, Santiago o Ferrol. La duda está en si las disputas internas pasarán factura a la reelección de estos alcaldes de los 'ayuntamientos del cambio'.

Las cosas apuntan al optimismo en esta comunidad autónoma de cara a las elecciones de mayo, al menos a nivel regional. Y es que el pasado 7 de enero Podemos se desvinculó de su grupo parlamentario, que «dejó de representar la política de la organización» en la comunidad autónoma. El motivo fue la decisión de dos de sus tres diputados de cambiar a la hasta entonces portavoz en la cámara autonómica. A ello se suma que la dirección regional esta dirigida por una gestora nombrada por Madrid y que un juez prohibió las primarias para elegir la lista a la presidencia de Cantabria, tras la denuncia de varios aspirantes tras ser inhabilitados para concurrir a los comicios internos del partido. La situación interna de Podemos puede ser clave para el futuro, ya que sus diputados podrían resultar necesarios para la reelección del regionalista Miguel Ángel Revilla.

La fractura es total. El pasado diciembre, cuatro diputados del sector crítico echaron del grupo parlamentario a los otros tres oficialistas, una de ellas la propia presidente del Parlamento navarro. En el fondo de la cuestión pesa la expulsión del partido de Laura Pérez, la exsecretaria general. De la estabilidad de la formación morada depende en buena medida la continuidad de Uxue Barkos (Geroa Bai), quien gobierna en coalición con Bildu, Podemos e Izquierda Unida.

El partido aguarda la decisión del Juzgado de Primera Instancia Número 6 de Logroño, que a principios de noviembre decretó la suspensión cautelar del proceso de primarias para confeccionar las listas autonómicas después de que el portavoz parlamentario denunciara la exclusión decretada por el comité electoral por diversas irregularidades. Si la izquierda mantiene alguna de esperanza arrebatar un feudo histórico del PP, necesita por fuerza un buen resultado de la formación morada.

Andalucía se permanece a la espera de ver quién paga los platos rotos por el pésimo resultado electoral del 2 de diciembre. Pese a su derrota, Teresa Rodríguez goza de una posición fuerte como coordinadora general y desde Madrid se ha avanzado que no se cuestionará su liderazgo. Pero Juan Carlos Monedero, al que las bases aún escuchan, pidió la dimisión de la anticapitalistas al día siguiente de unos comicios que han llevado a la derecha al poder.

La madrileña ha sido una organización conflictiva desde los inicios del partido. Su primer secretario general fue Luis Alegre, que dimitió harto de las peleas internas entre 'pablistas' y 'errejonistas'. Después las dos familias lucharon por la secretario general, una batalla en la que Ramón Espinar se impuso a Rita Maestre gracias a los anticapitalistas. Estos últimos están a día de hoy más fuera que dentro del partido y Errejón acaba de dejar huérfana la candidatura a la Presidencia regional.