La primera ministra aragonesa gana fuerza en el PSOE

Ahora, a petición de Pedro Sánchez, llega para ocupar el puesto que deja Felipe Sicilia -el hombre de confianza hasta ahora de la dimitida vicesecretaria general, Adriana Lastra-. Fue ella quien presentó en su día, junto a Eduardo Madina, la candidatura de Susana Díaz a la secretaría general en el pulso fratricida que ganó el actual presidente del Gobierno.

Pese a llevar un año en el cargo, su nombre aún no resulta familiar para los ciudadanos. Según el último barómetro del CIS de julio solo uno de cada cuatro españoles la conocen.

Antes ya había ocupado cargos en la Ejecutiva Federal socialista durante la época de José Luis Rodríguez Zapatero, aunque su principal desempeño político lo realizó en el Ayuntamiento de Zaragoza, donde ejerció de portavoz municipal de los socialistas, y en el Gobierno de Aragón, cuando fue consejera de Innovación, Investigación y Universidad.

En 2019 se postuló como candidata a alcaldesa de Zaragoza, aunque en la precampaña mantuvo un duelo con el presidente regional Javier Lambán a cuenta de las listas electorales, un pulso que resolvió Ferraz, dándole la razón a Alegría. Pese a su victoria, un pacto del PP con Vox la dejó en la oposición. En febrero de 2020 Sánchez la nombró delegada del Gobierno y llegó a declinar la oferta del ya ex ministro de Ciencia, Pedro Duque, de ser secretaria de Estado de Investigación.