El primer homenaje público a las víctimas de la DANA aparca la tensión partidista

Moncloa se acogió a que el acto no tenía consideración de funeral de Estado como tal, ya que no había sido solicitado expresamente por la Jefatura del Estado ni por la Presidencia del Gobierno, requisitos que sí obligarían a la asistencia del presidente. En este caso, fue el Arzobispado de Valencia el organizador principal. El Ejecutivo estuvo representado, en cambio, por la vicepresidenta primera, María Jesús Montero; el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres; la titular de Ciencia, Diana Morant (que también es líder del PSOE valenciano); y la delegada del Gobierno Pilar Bernabé.

Además de los alcaldes de los municipios más afectados y otras autoridades locales, también asistieron el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón; el de la Región de Murcia, Fernando López Miras; el de Aragón, Jorge Azcón; o la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. El líder del PP protagonizó una de las anécdotas de la jornada al saltarse el protocolo y entrar al templo, con retraso, después de que lo hicieran los Reyes. También estuvieron presentes los expresidentes de la Generalitat Francisco Camps y Alberto Fabra, ahora diputado.

Pese a la concentración de políticos de distinto color, el ambiente tanto dentro del templo como en sus aledaños estuvo lejos de reeditar la tensión vivida el pasado 4 de noviembre en Paiporta, considerada la 'zona cero' de la tragedia, cuando Sánchez, Mazón, y los Reyes fueron recibidos entre insultos y lanzamiento de barro. En esta ocasión, Felipe VI y doña Letizia, en la que se convirtió en la tercera visita de ambos a la región desde el 29 de octubre, fueron recibidos con una ovación por las centenares de personas que se congregaban a las afueras de la catedral.

Los monarcas accedieron a la seo por la llamada puerta de los Hierros –el resto de autoridades políticas lo hicieron por la de la Almoina– donde les esperaban el arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, encargado de oficiar la liturgia en castellano y en valenciano, y por párrocos de las zonas más afectadas, que habían sido los encargados de reunir a los familiares de víctimas –una tarea que calificaron de «complicada» por la ley de protección de datos– y también de facilitar medios de transporte para los asistentes debido a que estas localidades aún no han podido recuperar la normalidad.

A excepción de una decena de personas que portaban pancartas contra la gestión de la DANA del Gobierno y la Generalitat valenciana y que se concentraron en la plaza de la Reina, y algunos gritos aislados como «Pedro Sánchez asesino» o «Mazón a prisión», la multitud de personas concentradas en la calle se limitaron a observar, con respeto, a la comitiva entrante. A pesar del frío, esperaron en silencio, y pegados a la valla que protegía la Catedral, a que acabara la misa.

Dentro de la Catedral destacaba la sobriedad de la imagen peregrina de la Virgen de los Desamparados, que había sido trasladada por la mañana desde su basílica, y vestía el manto penitencial, de color morado como corresponde, en señal de duelo, a los funerales. La última vez que lo lució fue con motivo de la pandemia de covid-19. La coral catedralicia interpretó, al inicio de la ceremonia, la pieza inicial de la 'Misa de réquiem' de Gabriel Fauré.

Monseñor Benavent comenzó la misa en recuerdo «a todos los que murieron en la tragedia del 29 de octubre cuando el fenómeno natural de la DANA azotó nuestras queridas tierras valencianas y las de otras comunidades autónomas». «Esta celebración es una manifestación de fe y oración para impetrar el eterno descanso de aquellos hermanos que pasaron de este mundo al Padre», proclamó. Al término de la ceremonia, los Reyes saludaron, banco por banco y sin prisa, a los familiares de las víctimas.

Más de un mes más tarde de la tragedia, todavía hay 14 heridos con diferentes patologías. Una cifra inferior a la que llegaron a registrar los servicios médicos de la Comunitat, más de 2.400. El Gobierno ya ha trasladado la intención de organizar un acto civil por las víctimas de la DANA, a semejanza de los organizados por los fallecidos durante la pandemia de la covid-19.