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No negó la mayor. Al menos, no totalmente. Pedro Sánchez reconoció ayer ante la plana mayor de su partido que la amnistía a los encausados del 'procés' no estaba entre sus planes antes de conocer el resultado electoral del 23 de julio, que le dejó ... sin otra opción para gobernar que la de recabar el apoyo de todos los que fueron sus socios en la pasada legislatura –ERC, Bildu, PNV y el BNG– más el hasta ese momento rechazable partido de Carles Puigdemont. Pero del mismo modo defendió que, llegados a este punto, no había más remedio que «hacer de la necesidad virtud». Por el bien de España, adujo. «En nombre de España», afirmó, incluso.
En un discurso desacomplejado que invita a pensar en que cada vez ve más cerca la posiblidad de alcanzar un acuerdo que le permita superar pronto el debate de investidura, el presidente del Gobierno en funciones argumentó que la amnistía, esta vez sí mencionada con todas sus letras y sin eufemismos, es, por un lado, la única manera de evitar en estos momento un Ejecutivo del PP y Vox; y, por otro, que su concesión traerá consigo un beneficio al país. «Haremos –adujo– que muchos catalanes se vean más identificados con nuestro proyecto común, que es España».
El encuentro que ayer celebraron los socialistas en su sede de la madrileña calle Ferraz no era uno más. Sánchez no reunía al comité federal – en el que, con contadas excepciones, no se mueve una mosca desde su victoria en 2017 sobre Susana Díaz– desde el pasado 10 de junio. El órgano, que entre otras cosas aprobó la obligada consulta a la militancia sobre el pacto de Gobierno suscrito el martes con Sumar, dentro de la cual se solicitará además un aval por adelantado a los acuerdos que puedan alcanzarse con el resto de partidos, tiene entre sus atribuciones la de «determinar la política de alianzas del partido». Y en esta ocasión, esas alianzas son polémicas.
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Entre los cargos actuales los planteamientos realizados por Sánchez están ampliamente asumidos. De hecho, solo hubo en las algo más de cinco horas que duró la cita, dos voces discrepantes: la del presidente de Castilla-La Mancha –que abandonó Ferraz firme en su posición contraria a la amnistía– y la del exalcalde de San Sebastián y miembro de la ejecutiva hasta octubre de 2021, Odón Elorza. Curiosamente, dos perfiles que en muchas otras cuestiones están en las antípodas.
Page advirtió de que el hecho de que la propuesta que vaya a hacer el PSOE sea constitucional, como insiste una y otra vez el jefe del Ejecutivo, no basta. «La cuestión es si los partidos con los que pactamos – remarcó- también se sitúan dentro de la Constitución».
Elorza apuntó en una dirección similar; negó que lo que pretende el borrado de los delitos del 'procés' sea lograr la convivencia en Cataluña («Eso está encaminado y ya aprobamos los indultos y otras medidas legislativas», recordó); e insistió en que, llegado el caso, habría que exigir contrapartidas al secesionismo, como la de aceptar que en el preámbulo de la ley se reconozca que lo que hicieron en 2017 fue contrario al Estado de derecho. Algo a lo que tanto Junts como ERC se oponen.
Nadie más, de los en torno a treinta miembros del comité que tomaron la palabra, puso 'pero' alguno. Sin embargo, Sánchez es consciente de que una cosa es la opinión de los dirigentes de su partido y otra la del electorado. Y el hecho de que históricos como Felipe González lleven semanas alertando de los daños que la amnistía puede causar al Estado de derecho no rema a su favor. A esa gente con dudas, también se dirigió el presidente. «Nos hallamos ante un paso discutible, lo sé, como fueron los indultos. Y entiendo a quienes sienten ese desgarro; me hago cargo –adujo– pero nuestra responsabilidad es dar ese paso porque no podemos dejar que el pasado nos cierre las puertas al futuro».
Incluso el líder del PSC, Salvador Illa, que hace seis años bregó frente al independentismo en primera línea y ahora percibe la incomodidad de algunos de sus simpatizantes, lo secundó, aun admitiendo lo arriesgado de la decisión. «Quien no quiera tener accidentes, que no conduzca», ironizó.
En su intervención, Sánchez llegó a dar a entender que, aunque nunca defendió la amnistía públicamente en el pasado (de hecho, tanto él como su partido la rechazaron en innumerables ocasiones la legislatura pasada con el argumento de su «inconstitucionalidad»), sí la tenía en mente como una posibilidad futura. «Siempre supimos que deberíamos proseguir por el camino del reencuentro. Y que eso implicaría medidas adicionales de gracia», dijo.
Ayer, no descartó con claridad más concesiones a un independentismo que sigue exigiendo crear las «condiciones» necesarias para que los catalanes voten sobre la independencia, aunque el PSOE insiste en que, en su apuesta por la «normalización», jamás aceptará un referéndum de autodeterminación. «La amnistía no es un fin en sí mismo, ni es el fin del camino –reconoció–. Es un medio para avanzar en el camino de la concordia y el reencuentro entre catalanes».
Pedro Sánchez adelantó el viernes que, en contra de lo que se había venido apuntando desde la dirección de su partido, la obligada consulta a la militancia sobre las alianzas de gobierno no se circunscribiría solo al pacto sellado esta semana con Sumar, como ocurrió en 2019, y que también se preguntaría a las bases sobre el apoyo del resto de las fuerzas políticas necesarias tanto para superar la investidura como para dar estabilidad a la legislatura, aunque dejó igualmente claro que los afiliados tendrían que pronunciarse sin conocer qué es lo que acepta el PSOE a cambio de ese respaldo. Pero la pregunta que hoy aprobará el comité federal a propuesta de la dirección no solo no hace mención alguna a asuntos como la amnistía sino que ni siquiera menciona a los partidos con los que se negocia: Junts, ERC, Bildu, PNV y BNG. «¿Apoyas el acuerdo para formar un gobierno con Sumar y lograr el apoyo de otras formaciones políticas para alcanzar la mayoría necesaria?», se planteará tan solo. Los militantes podrán votar de forma telemática desde este lunes hasta el próximo sábado, día 4, en el que además se habilitará la votación presencial en todas las sedes del PSOE.
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