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Gabriel de la Iglesia
Burgos
Viernes, 22 de noviembre 2024, 15:22
Se acabó. Menos de año y medio después de alcanzar un acuerdo para gobernar el Ayuntamiento de Burgos en coalición, PP y Vox han escenificado hoy su ruptura en un tenso Pleno, que ha servido para que unos y otros se culpen del fin del pacto y que aboca a los 'populares' a gobernar en minoría lo que resta de mandato. No será fácil, habida cuenta de que el PP ni siquiera es el grupo mayoritario en el Salón de Plenos, pero es lo que hay.
Al final, los concejales de Vox han cumplido su palabra y tras una suerte de larga partida de mus, en la que uno envida a grande, el otro le echa tres más, el uno le dobla la apuesta y finalmente el otro lanza el órdago, los cuatro concejales de la formación han votado en contra del presupuesto inicialmente consensuado entre ambos.
¿El motivo? La inclusión en las cuentas de las ayudas que tradicionalmente se concedían a Burgos Acoge, Accem y Atalaya Intercultural, tres de las organizaciones que trabajan con migrantes en la ciudad. Unas ayudas retiradas del acuerdo inicial de presupuestos entre ambos que finalmente el PP volvió a incluir en el documento por su cuenta y riesgo. Un riesgo que desembocó el pasado martes en el voto en contra de Vox durante la comisión de Hacienda y que ha terminado por llevarse por delante el pacto firmado en junio de 2023 que permitió a Cristina Ayala sentarse en el sillón de la Alcaldía.
No es difícil aventurar que la ruptura no deriva exclusivamente del destino de las ayudas, sino que va mucho más allá; también va de deslealtades, posturas impuestas en mayor o menor medida desde Madrid y falta de confianza.
Ya antes del inicio de la sesión plenaria, el portavoz de Vox, Fernando Martínez-Acitores, reconocía que en las últimas horas no había habido acercamientos entre ambos, por lo que su grupo, a priori, mantendría su voto en contra, lo cual, de facto, suponía la ruptura del pacto. Minutos después, la formación publicaba en su cuenta de X un mensaje en el que mostraba la cronología que a su juicio ha seguido la crisis y acusaba directamente al PP de «traicionar el pacto».
De nada han servido el conato de contacto mantenido ayer entre los responsables de ambos grupos municipales ni las diferentes llamadas al encuentro lanzadas -con la boca pequeña- por parte del PP durante el debate del resto de puntos del orden del día del Pleno. Llegado el momento de debatir y votar el presupuesto, Vox ha mantenido su postura y ha votado en contra.
Y lo ha hecho, según ha subrayado Martínez-Acitores, hasta ahora vicealcalde, por la actitud mostrada en las últimas jornadas por sus socios. Así, y a pesar de no querer hablar de «deslealtades», lo cierto es que Vox ha recibido «cuatro duros golpes» por parte del PP en los últimos días a raíz de la crisis de las ayudas a las ONG. Cuatro golpes que sin duda han dolido y han minado la confianza mutua.
A partir de ahí, Martínez-Acitores entiende que mantener el pacto ya no tiene sentido. «El presupuesto lo van a sacar delante de una manera u otra. O con nosotros o tras echarnos», ha asegurado tras ofrecer una última posibilidad de salvar la relación si el PP se avenía a firmar una adenda al pacto de Gobierno original para incluir una mención a la fiscalización de las ayudas para migrantes.
Se trataba, únicamente de «un gesto», una última demostración de que la relación todavía tenía algún tipo de futuro. Una demostración que el PP ha descartado, abocando a Vox a levantar la mano cuando la alcaldesa ha cantado eso de «votos en contra» y que ha derivado en la ruptura del pacto.
También ha descartado el PP, por cierto, la mano tendida del PSOE, que ha ido reduciendo exigencias paulatinamente para garantizar estabilidad del Ayuntamiento mediante el acuerdo entre los dos partidos mayoritarios en el Pleno.
Al inicio de la sesión, el PSOE ofrecía su abstención al presupuesto, y por tanto su aprobación, si el PP recuperaba en su totalidad las partidas a cooperación al desarrollo reducidas el año pasado y la negociación al 50% de la modificación de crédito del próximo año. Al final de la sesión, la oferta incluso era más ventajosa para el PP, y se basaba exclusivamente a un «compromiso» público e inmediato de la alcaldesa para abrir vías de negociación en este sentido. Pero ni con esas. El PP ha tirado por la calle de en medio y se ha quedado solo en la aprobación inicial del presupuesto.
Ahora, Ayala se verá obligada a presentar una Cuestión de Confianza para sacar las cuentas adelante, pero será a costa de un gran precio político. No en vano, a partir de ahora el PP gobernará en minoría y con una aritmética muy compleja. Ni siquiera es el grupo mayoritario en el Pleno al haber sido el PSOE el ganador de las elecciones. Cosas de la política. Y todavía quedan dos años y medio de mandato por delante.
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