El presidente se impone el paso a paso y se centra en superar esta moción

En el Ejecutivo se han impuesto la cautela ante la posibilidad de que a Pedro Sánchez le cuadren finalmente las cuentas y se haga con el poder. Insisten en que no es ese el escenario «más probable» ni en los análisis del Gobierno ni en los del PP. En ninguno de estos ámbitos creen que el PNV vaya acceder a apoyar un proyecto «sin garantías» de sostenibilidad, aunque Rajoy no quiere que los suyos especulen sobre la posición que adoptarán los nacionalistas vascos y así lo ha trasladado. Prudencia.

En tiempos de incertidumbre, fuentes gubernamentales se inclinan por no pecar de exceso de confianza. Y es por eso que en los despachos de la Moncloa se trabaja con el método habitual para las grandes citas del Congreso. El jefe del Ejecutivo levanta los pilares que sustentarán sus intervenciones de mañana y pasado junto su núcleo duro: la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, su jefe de Gabinete, José Luis Ayllón, y la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro. En todo caso, las líneas generales del discurso están ya trazadas.

Lo hizo el propio Rajoy en su comparecencia del viernes tras el Consejo de Ministros, cuando plantó cara a Pedro Sánchez y le reprochó su movimiento político. «Va contra la estabilidad, perjudica la recuperación económica, introduce muchísima incertidumbre y es lesivo para el futuro de los ciudadanos», apuntó . Y esos son los argumentos recogidos por los suyos para desacreditar la moción.

La vicepresidenta tachó ayer de «improvisada e irresponsable» la estrategia del PSOE y advirtió de que el intento de derribar a Rajoy está «costando mucho dinero a los españoles». El portavoz parlamentario del PP cifró exactamente en 25.000 millones el coste para las empresas del IBEX. «España no necesita convertirse en la segunda Italia», añadió Rafael Hernando. Si la oposición intenta ligar el Ejecutivo a la corrupción, los populares tratan de que el clima dominante sea el de la inestabilidad que traen consigo sus rivales.

Pase lo que pase, sin embargo, en el PP han cundido ya las dudas sobre cuánto podrá aguantar un Gobierno que, si supera la moción de censura, estará solo en el Congreso. En la rueda de prensa del viernes, Rajoy se negó a comprometerse a un adelanto electoral. «Lo bueno para España -defendió- es que la legislatura dure el tiempo establecido en la Constitución». Pero algunos cargos populares no saben si será posible.

Estas fuentes entienden que no habrá paz para el Gobierno. Hoy ya se enfrenta a una sesión de control dura que la oposición aprovechará para desgastar a Rajoy en la resaca de la sentencia de Gürtel. Pero, a partir de ahora, entre moción y moción de censura, los grupos pueden tumbar las leyes de la legislatura de la mayoría absoluta y hacer insoportable la continuidad. Sin embargo, el vicesecretario de Política Social del PP, Javier Maroto, no ve «determinante» haber perdido el apoyo de Ciudadanos. Y en Génova insisten en que el presidente, como él mismo apuntó la semana pasada, lleva desde 2016 en minoría parlamentaria.