J. Cano
Domingo, 27 de octubre 2024, 00:02
Horas después del tiroteo en las Tres Mil Viviendas, donde se dispararon varias ráfagas con distintas armas de guerra, la Policía Nacional desplegó a 300 agentes en el barrio y desató la 'operación Vulcano', una pretendida demostración de fuerza frente a la sensación de impunidad. ... En las tres fases del dispositivo se han efectuado 29 registros, se ha detenido a 11 personas y se han localizado varias plantaciones de marihuana. Y se han encontrado armas. Pero no de guerra.
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Algo parecido sucede en el Torrejón de Huelva, donde la policía mantiene un despliegue permanente con una quincena de identificados y tres detenidos. «Los bloques [del Torrejón] reúnen condiciones infrahumanas en muchos casos, acumulándose la suciedad y la basura. Muchas viviendas se encuentran comunicadas por dentro de forma clandestina, a imagen y semejanza de lo que ocurre en barriadas marginales de Marsella (Francia), lo que favorece la huida y dificulta encontrar armas o droga», detalla un agente que los ha recorrido más de una vez en sus investigaciones.
Los expertos aseguran que, a diferencia de lo que ocurre en los barrios conflictivos, los profesionales de los ajustes de cuentas no conservan las armas que utilizan. «Las de los sicarios no aparecen nunca. Nada más cometer el crimen, se las entregan al 'cebo', -como se conoce a la persona que se hace cargo del arma para hacerla desaparecer- y las suelen destrozar. Las cortan en partes, las funden y las tiran al río», aclara el agente antidroga.
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