La Policía disuade las protestas callejeras en la 'milla de oro' de Madrid

La hora de la 'quedada' son la 21 horas y detrás de este movimiento ciudadano aparece un colectivo denominado 'Movimiento Barrio Salamanca-Núñez de Balboa', que surgió tras el citado incidente en dicha calle, en el que la Policía identificó el domingo a una docena de pesonas. La plataforma se define como «independiente no afiliado políticamente por la defensa de la libertad y el fin de la destrucción económica». «Nuestro lema es libertad y prosperidad», aseguran en su página web creada para la ocasión.

Al frente se encuentra María Luisa Fernández, que en un vídeo explica su origen. «Pedimos la dimisión de Sánchez para que termine el confinamiento y vuelva la prosperidad económica y el empleo. No es un movimiento político. Se puede sumar gente que vota diferentes partidos. Es algo transversal. Cuando una persona sufre por el coronavirus nos sentimos afectados. Si alguien pierde su empleo, nos sentimos afectados. El estado de alarma es un estado de excepción encubierto. Se están vulnerando los derechos fundamentales recogidos en la Constitución». En unos de los vídeos María Luisa se define también como «analista de Defensa e Inteligencia».

La redes sociales amplificaron el llamamiento y desde entonces cada día se han sumado nuevos adeptos. Ayer, en torno a doscientas personas se congregaron entre los número 50 y 60 de esta vía, aunque la Delegación del Gobierno de Madrid rebajó a un centenar. En la zona una furgoneta de la Policía Muncipal se desplaza cada tarde desde el lunes para vigilar la situación, aunque no ha propuesto sanciones.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, afirmó el miércoles que las caceroladas son una «forma pacífica de protesta inaugurada por Unidas Podemos» y justificó las concentraciones de Núñez de Balboa, en cuyas imágenes se puede ver que no cumplen con las recomendaciones de la distancia social para evitar contagios. Todo ello en una comunidad, Madrid, que sigue en la fase 0 de la desescalada.

A esta ola -por ahora contenida y controlada- de protestas contra el Gobierno se sumó hoy la presidenta regional Isabel Díaz Ayuso. Enfrascada en la polémica por su alojamiento durante el confinamiento en un hotel del empresario Kike Sarasola, la dirigente del PP ha defendido que cuando se pueda salir a la calle las concentraciones que se han producido en Núñez de Balboa, en comparación a lo que se va a producir, «les va a parecer una broma» al Gobierno.

«Están aprovechando la mayor crisis que ha vivido la historia reciente de España para imponer un mando único dictatorial», ha respondido hoy Díaz Ayuso a la portavoz adjunta de Unidas Podemos-IU, Sol Sánchez, en un pleno en la Asamblea de Madrid. Sánchez le había criticado que el modelo de la presidenta es «el de los que confunden la libertad con sus privilegios, el de los 'cacerologolfistas' de Núñez de Balboa, hacer mucho ruido, lastrar la recuperación de España y vivir de las rentas, del trabajo de otros».

Y Díaz Ayuso ha respondido que «atacar directamente a estos vecinos cuando muchos de ellos se van a arruinar a costa de sus políticas es cuanto menos una falta de respeto a todos y una vergüenza». A su parecer, es el Gobierno de España, de PSOE y Podemos, «el que está haciendo más daño que nadie a la economía, y precisamente a todas esas familias que no están ingresando ni un solo euro, actuando tarde y manera negligente».

La mediatización de esta protesta ha llevado a la Delegación de Gobierno en Madrid a reforzar este jueves el dispositivo policial. Una circunstancia que ha disuadido a los presentes para que no se repitieran las aglomeraciones en medio de la calzada y en las aceras de los últimos días. En esta ocasión, varios furgones de la Policía Nacional se han desplegado en la zona durante la tarde de hoy y han realizado llamamientos por megafonía para que los congregados no permanecieran parados y mantuvieran la distancia recomendada entre ellos.

Esta protesta colectiva, como la han definido los vecinos, se ha replicado en otras zonas de Madrid como los barrios Chamartín, Mirasierra, Montecarmelo o Aravaca, ninguna de las cuales cuenta con autorización por parte de la Delegación del Gobierno.

El delegado José Manuel Franco ha explicado que «una cosa son las caceroladas que todo el mundo tiene derecho a manifestarse como quiera, pero otra cosa es incumplir las medidas del estado de alarma. Nosotros, a través de la Policía, tratamos de que se cumpla la Ley para mantener la distancia y que no se produzcan aglomeraciones», ha dicho esta mañana en la cadena Ser.

Ayer, tras la alerta de algunos vecinos molestos con las protestas, la Policía Nacional ya se personó sobre las 21.00 horas, el horario en el que se permite la salidas para hacer deporte. «La Policía, sin afán represivo, indicó que no se estaba guardando las medidas y que no se estaba cumpliendo la ley, y 13 personas fueron identificadas para propuesta de sanción», ha señalado Franco, precisando que se identificó a aquellos que se negaban a cumplir las indicaciones de los agentes.

Por último, el exdiputado regional socialista y líder regional del partido ha recordado que las manifestaciones las tiene que autorizar la Delegación de Gobierno y, en este caso de la calle Núñez de Balboa nadie ha comunicado nada«. Franco, por su parte, está siendo investigado en un juzgado ordinario por un delito de prevaricación para aclarar si permitió la manifestación del Día de la Mujer, el pasado 8 de marzo, a sabiendas de que había informes médicos contrarios por la propagación de la pandemia.

El delegado también está detrás de la investigación ordenada a la Policía por el acto masivo de Díaz Ayuso en la clausura del hospital provisional en el recinto ferial IFEMA.