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La ministra de Igualdad, Irene Montero, se encuentra en el disparadero desde que hace dos semanas varios tribunales a lo largo del país comenzaran a aplicar rebajas a abusadores sexuales tras la entrada en vigor de la ley del 'solo sí es sí'. La norma ... venía a plasmar las propuestas estrella del programa de Podemos en feminismo. Sin embargo, este anhelo se ha acabado topando con consecuencias inesperadas y peticiones de dimisión por parte de la oposición. Todo en un momento en el que, además, la formación que dirige Ione Belarra estaba realzando la figura de la número dos del partido cuando los morados ya han encendido su «maquinaria de guerra electoral» para las municipales y generales de mayo, con el horizonte puesto en las generales de finales de 2023.
Tras una defensa cerrada del presidente del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la ministra de Podemos, la polémica parecía haber amainado. Sobre todo después del rechazo generalizado hace una semana por los insultos que la diputada de Vox Carla Toscano profirió en el Congreso contra ella.«Su mérito es haber estudiado en profundidad a Iglesias», pronunció.
Sin embargo, este miércoles, Montero pasó de víctima a provocadora al acusar al PP de «promover la cultura de la violación». Una expresión que, justifican los morados, «pertenece al ámbito académico» y que se usa para definir la intención de poner el foco sobre las agredidas en vez de en los agresores. Pero los populares lo consideraron «altamente ofensivo» y desde el PSOE, donde la figura de la dirigente de Podemos empieza a cuestionarse, le recomendaron «no jugar con estas cosas». EnFerraz se percibió como una salida de tono «agresiva».
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En el entorno de Yolanda Díaz también ha despertado recelos. La líder gallega se cuida de «meterse en charcos», como reconocen en Podemos, para no enfangar Sumar su proyecto político, y en esta ocasión también ha guardado un perfil discreto.
La titular de Igualdad había ejercido un papel secundario durante la pandemia y la invasión rusa de Ucrania. Casi siempre a la espera de que el Gobierno diera luz verde a la ley del 'solo sí es sí' o la ley trans. Esta última, en el dique seco por las disputas con los socialistas, que mantienen vivas sus enmiendas. En junio del año pasado, Montero dio un paso atrás para facilitar el nombramiento de Belarra como secretaria general del partido, tras la salida de Pablo Iglesias de la política. Entonces se señalaron sus vínculos con el exvicepresidente segundo y el desgate sufrido en sus años al frente de la portavocía en el Congreso como motivos para esta decisión.
La sucesión de Iglesias quedaba configurada en forma de bicefalia al frente del espacio político de Unidas Podemos (en el que conviven morados, IU o los comunes). Díaz lideraría la candidatura electoral, con el aura de política mejor valorada del país, mientras que Belarra se ocuparía de manejar la estructura interna de Podemos. Sin embargo, la decisión de la vicepresidenta segunda de montar su propia plataforma, sus dudas por tomar el liderazgo y, posteriormente, de no concurrir a los comicios locales y autonómicos del próximo mes de mayo, dieron al traste con este plan.
Buscando una alternativa –«mientras los demás deciden, nosotros tenemos que hacer camino propio», explican– la dirección del partido decidió que la salida de la ley de solo sí es sí era el mejor momento para situar a Montero en primera línea. Y así se escenificó en la 'Uni de otoño'. Una cita en la que la ministra se erigió en líder y evidenció que para los morados es un valor en alza.
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