Podemos no cumplió su amenaza de tumbar la reforma fiscal en la votación del jueves en el Congreso tras una intensa negociación con el Gobierno a cambio de impulsar una ley para hacer permanente el impuesto a las grandes energéticas pero ve en este acuerdo ... un «importante precedente» de cara a debatir los Presupuestos Generales del Estado. «Esperamos que el PSOE tome nota», subrayó este sábado la secretaria general del partido, Ione Belarra, en un duro discurso antes de la reunión del Consejo Ciudadano Estatal del partido porque las condiciones «son las que son».
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Un mes después de que la militancia pusiese precio al apoyo de los morados a las Cuentas de 2025 –bajar por ley los alquileres un 40%; romper relaciones con Israel y prohibir la venta de viviendas a quienes no vayan a vivir en ellas–las condiciones no han cambiado.«Nuestros votos en el Congreso sirven para cooperar, pero no para subordinarnos», reivindicó Belarra.
En la práctica, el acuerdo in extremis entre el Ejecutivo de Pedro Sánchez y Podemos para apoyar el paquete fiscal no incluye compromiso alguno de aprobar un impuesto a las energéticas –tan solo la promesa de que todos los socios se sentarán a negociar–, pero la lectura que hacen los morados es que esta última negociación marca un «punto de inflexión» en la que su posición negociadora se ha fortalecido. «El PSOE no se puede permitir ir a a elecciones, esto es un paso importante de cara a la negociación presupuestaria, afirman fuentes del partido y augurando que las tensas conversaciones de esta semana sólo son el preludio de lo que está por venir.
Crítica con que los socialistas buscasen primero el acuerdo con Junts y PNV, en Podemos sacan pecho de haber sido en solitario los que han «soportado toda la presión mediática y política», defendió Belarra, y lamentan que ERC y EH Bildu se conformasen el lunes con «un acuerdo simbólico» para prorrogar el impuesto mediante un real decreto. Pero también se reivindicó frente a Sumar al apuntar a un Gobierno «cómodo para el PSOE, en el que solo manda Sánchez» –sin mencionar expresamente al socio minoritario de la coalición– y dibujar un Ejecutivo «enormemente conservador».
Pese a la presión en el plano político, Podemos cierra filas con el resto de socios y no presiona al PSOE por las acusaciones de Víctor de Aldama, pese al «rédito electoral» que su partido podría sacar «como hizo en su día el PSOE con nosotros», aseveró Belarra. La líder pasó de puntillas por las declaraciones del conseguidor del 'caso Koldo', porque son imputaciones «sin prueba alguna». No obstante, incidió en que Podemos considera que la trama sea un «gravísimo» caso de corrupción en el seno del PSOE. «Distinguimos el grano de la paja», zanjó Belarra.
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