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Xabier Garmendia
Domingo, 31 de marzo 2024, 13:24
«¡Tenemos que despertar a la sociedad vasca! ¡Hay que explicar a la gente que nuestro bienestar está en juego! ¡Hay que decirle que todo lo construido se puede echar a perder!». A tres semanas de las elecciones autonómicas más inciertas de los últimos tiempos ... en Euskadi, el PNV ya va con todo en busca de una movilización social masiva que evite el temido 'sorpasso' de EH Bildu. La formación jeltzale ha tocado a rebato este domingo durante el Día de la Patria vasca su militancia para desplegar una auténtica campaña del miedo frente a la coalición soberanista y lo que bautiza como su «agenda oculta».
El Día de la Patria vasca, que el PNV ha celebrado ante miles de personas en la Plaza Nueva de Bilbao como cada Domingo de Resurrección, se ha convertido este año en una apertura de campaña oficiosa para los comicios del 21 de abril. La oficial llegará en la madrugada del jueves al viernes, pero Sabin Etxea ha aprovechado una de esas jornadas marcadas en rojo en su calendario para encender los motores ante una carrera en la que por el momento está primando la falta de pulsión electoral por las vacaciones de Semana Santa y también, al menos en Bizkaia, por la coincidencia de la final de Copa que disputará el Athletic.
La inminencia electoral ha hecho que el Aberri Eguna, tradicional plataforma de reivindicaciones identitarias, relegue el discurso netamente soberanista para centrarse sobre todo en el marco de los comicios. Una cita con las urnas que el PNV, cuya hegemonía está en cuestión según las encuestas, quiere plantear como una cosa de dos con EH Bildu, entre «un futuro mejor o uno peor». En palabras del candidato a lehendakari, Imanol Pradales, entre «la experiencia, la estabilidad, la confianza y la seguridad» que dicen ofrecer los jeltzales y «el populismo y las respuestas fáciles» que atribuye a la izquierda abertzale, en auge por su giro pragmático.
La formación nacionalista, ganadora en votos en todas las elecciones autonómicas celebradas en Euskadi desde 1980, asume que «la cosa está reñida» y que todo dependerá de la notable bolsa de indecisos que detectan los sondeos. Según el último Sociómetro, uno de cada cuatro votantes aún no sabe a quién apoyará y gran parte de ellos están tentados de quedarse en casa. «Parece que hay mucha gente aún indecisa entre ir a votar o abstenerse. La mayor parte dice que, de ir a votar, votaría PNV. Es a ellos y ellas a quienes nos tenemos que acercar. Hay que hacerles ver lo que está en juego», ha apelado Andoni Ortuzar.
La estrategia jeltzale trata a partir de ahora de destapar la «agenda oculta» de EH Bildu. El presidente del EBB lo ejemplificaba con la metáfora de la vaca de su abuelo, que «daba mucha leche pero luego le pegaba una patada al balde y... ¡adiós!». Pero, más allá de la anécdota, el PNV concreta las aspiraciones de la izquierda abertzale, por ejemplo, en una política industrial «a golpe de huelga» y en una ley de vivienda en la que «les dio lo mismo el ataque al autogobierno vasco y la invasión competencial». Un mensaje respaldado también por el lehendakari, Iñigo Urkullu, que cuestiona a quienes «alientan el populismo, la demagogia y la insatisfacción permanente».
Tímidas alusiones soberanistas
Ante esa «agenda oculta», Pradales contrapone la suya propia, que articula en tres ejes: uno sobre el bienestar, donde promete ser «autoexigente» en el despliegue de políticas públicas; otro sobre el papel de Euskadi en el mundo, con una «mejor proyección internacional» y «voz propia», sobre todo en los foros europeos; y otro más de corte humanista para «luchar contra las injusticias y desigualdades». «Tenemos experiencia contrastada. Sabemos gestionar y en otros momentos históricos ya hemos enfrentado con éxito retos similares», ha subrayado el presidenciable jeltzale, quien ha reivindicado el legado de todos los lehendakaris de su partido.
Las alusiones soberanistas en pleno Aberri Eguna han sido tímidas, en consonancia con la escasa pulsión independentista que aprecian los sondeos. Pradales apenas ha hecho referencia a su «sueño» de lograr «un país libre» y ha apelado al bienestar como forma de «crecer como nación». Urkullu ha ensalzado que Euskadi «es más nación» que cuando llegó a Ajuria Enea hace casi doce años porque, entre otras cuestiones, cuenta con más competencias. Ortuzar, por su parte, ha subrayado la necesidad de contar con «el autogobierno suficiente» para superar los retos de futuro.
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