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Barcelona
Lunes, 2 de octubre 2017, 13:12
La jornada del referéndum de ayer vivió escenas propias de las películas de espías, con persecuciones, juegos del gato y el ratón y personajes que en un principio no parecen protagonistas y acaban adquiriendo un papel estelar.
La escena más llamativa fue la que permitió ... a Carles Puigdemont votar. Tras comprobar que no podría votar en el colegio que tenía asignado, en Sant Juliá de Ramis (Gerona), el presidente de la Generalitat cambió de plan y amparándose en el censo universal que había decretado horas antes buscó una alternativa.
La cuestión era ir a la localidad de Cornellá de Terri, también en Girona, pero el helicóptero de la Policía seguía desde el aire el coche oficial del presidente de la Generalitat. La solución la encontraron en las películas de acción. Al paso de un túnel, la comitiva del coche presidencial se paró bajo el túnel. Iban tres coches en comitiva: el del presidente y dos escoltas, uno por delante y otro por detrás.
Aprovechando la soledad del túnel, Puigdemont cambió de coche, y a la salida, el helicóptero siguió el coche equivocado. Puigdemont pudo votar. Luego regresó a Sant Julià de Ramis.
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