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Ni 24 horas ha tardado el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, en evidenciar su malestar, su incomodidad y su oposición al acuerdo firmado ayer por su partido con Junts para garantizarse la investidura de Pedro Sánchez. El único barón socialista que logró ... la mayoría absoluta en las pasadas elecciones autonómicas ha criticado que se deje la gobernabilidad del país en manos de quien «odia España y odia la Constitución». «Lo que vi ayer, es mucha necesidad, por un lado, de gobernar y, por otro, de librarse de la cárcel. Mucha necesidad y ninguna virtud», ha dicho en alusión a la frase con la que Sánchez defendió ante el comité federal del PSOE, el pasado 28 de octubre, la amnistía a los encausados del 'procés'.
Page ha desmontado uno a uno, durante una intervención en un acto en el Hospital Virgen de Altagracia en Ciudad Real, los principales argumentos esgrimidos por la dirección de su partido para justificar su decisión rehabilitar, sin previo juicio, a Carles Puigdemont y aprobar una ley de impunidad que hace tan solo tres meses rechazaba por inconstitucional. Entre ellos, el de que el pacto con Junts es necesario para frenar a la derecha reaccionaria. «Que sepan que lo que están haciendo es darle el mando a la derecha independentista catalana».
También ha negado que el movimiento de Sánchez -que, entre otras cosas, ha aceptado vincular la estabilidad de la legislatura a la negociación de un referéndum sobre la independencia y a la cesión del 100% de los tributos a Cataluña- vaya a atraer a la vía institucional al partido del 'expresident' prófugo de la justicia. «Dejarnos en manos de alguien que odia a España, que odia la Constitución y que deja claro que quiere la amnistía pero que si no se cumple lo acordado volverá a las andadas es para generar preocupación -ha insistido- cuando no tristeza».
El presidente castellanomanchego ha hecho especial hincapié, además, en el hecho de que en el documento de cuatro páginas que ayer sellaron en Bruselas el secretario general de Junts, Jordi Turull, y el número tres del PSOE, Santos Cerdán, se incluya una explicación de la historia de Cataluña y de los acontecimientos que llevaron al procés exenta de la mínima crítica al comportamiento de los independentistas y conforme, en todo punto, con su relato. «No se puede curar una enfermedad sin un diagnóstico bueno de modo que cuando el relato es falso que nadie piense que va a haber solución. Es engañarse», ha advertido.
«Me opuse y me opongo al concepto de amnistía porque significa borrar un delito sin que se hayan rendido cuentas. Ahora veo algo peor, el intento de reescribir lo que ha pasado. Puigdemont es culpable, no víctima. Los jueces aplican leyes que se han probado por todos los partidos, también el mío, y no pueden ser objeto de persecución» , ha subrayado, además, en alusión al polémico párrafo del pacto en se dice que las comisiones de investigación parlamentaria que se creen esta legislatura podrán señalar los casos de 'lawfare' (persecución injusta con fines políticos) y serán tenidos en cuenta a la hora de aplicar la ley de amnistía.
El dirigente socialista, el más significativo de los pocos cargos en activo que en los últimos meses han alzado la voz contra los planes de Sánchez, añadió, en todo caso, que no hay que ser pesimistas porque el Estado de derecho tiene recursos para que las cosas «se terminen encauzando». Y ha hecho un llamamiento a que cualquier opinión se exprese «sin violencia», después de varias jornadas de protestas a las puertas de Ferraz concluidas con altercados. «La violencia solo trae violencia y el que critica con violencia pierde argumentos», ha dicho.
Page -que ya trasladó su malestar con el hecho de que en el pacto del PSOE con ERC se incluyera una quita de 15.000 millones de la deuda del Fondo de Liquidez Autonómica a Cataluña y exigió una reunión del Comité de Política Fiscal y Financiera para igualarse en financiación por habitante- ha avisado igualmente de que presentará un recurso al Tribunal Constitucional, en caso de que salga adelante «un proyecto de privilegio fiscal o financiero», que es, ha recriminado, lo que siempre persiguen los nacionalismos.
Su tesis es que ni ese privilegio ni un referéndum de autodeterminación caben en la Carta Magan y por lo tanto no llegarán nunca. «Eso no se puede votar y menos una parte del país. Por tanto, más allá del ruido, de las opiniones y cambios de opinión -ha prometido- tengan en cuenta que si hay que ejercer recurso lo haremos si hay que plantear batalla lo haremos pero no vamos a pasar por que se haga un relectura de la Constitución».
Su intervención ha sido contestada casi de inmediato por la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, en una rueda de prensa en su sede de la madrileña calle Génova, informa María Eugenia Alonso. Los populares llevan tiempo instando a Page a pasar de las palabras «huecas» a los hechos e impedir que los votos de los diputados socialistas de su región avalen los pactos de investidura sellados por Sánchez. «Este es el momento de que plante batalla. Que lo haga ahora porque mañana será tarde. A todos aquellos socialistas que también lo dicen en privado que den un paso al frente porque la sociedad española se lo agradecerá», ha señalado Gamarra.
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