La opinión de nuestros analistas sobre el discurso de investidura de Feijóo

Como en la fábula de Esopo, Alberto Feijoo nos ha contado que no va a ser Presidente de Gobierno porque no quiere, cuando la realidad es que no puede. Igual que la zorra de la fábula que intentaba comer uvas de una viña pero no podía alcanzarlas. En lugar de admitir su derrota, afirmaba que eran indeseables. Despreciadas por no estar maduras. Tengo al alcance los votos para ser presidente del gobierno, dice Feijoo, pero no los quiero. Quizás si mirara más a sus pactos con Vox que a la amnistía, podría aprender más sobre los motivos que le impedirán alcanzar las uvas del gobierno en esta investidura.

El papel de Feijóo ante una investidura que se sabía fallida era incómodo y complicado. El líder del PP escondió tras un discurso populista las razones por las que carecía de los apoyos necesarios para conformar un Gobierno en España. Contrariamente a lo que expuso, no tenía los apoyos suficientes, no fue por dignidad, fue por impotencia. El PP de Ayuso se apropió del principio de libertad banalizando su significado y, ahora, el PP de Feijóo pretende apropiarse del principio de igualdad falseando su significado aplicado al debate del modelo territorial. Fue un discurso de campaña electoral con los contenidos propios de quien anhela unas nuevas elecciones que muy probablemente no se producirán. En suma: fuera de la realidad, «desinvestido» y con un liderazgo en cuestión.

La sesión de investidura arrancaba con la anomalía de saber qué salvo sorpresas en forma de votos tránsfugas, Feijoo no saldrá investido como presidente del Gobierno. En la primera parte de su discurso, Feijoo ha marcado la línea roja que, según sus palabras, le impide salir investido como presidente del Gobierno: no ceder a las presiones de Junts, no a la amnistía. Un argumento tramposo, porque si se acerca a Junts, pierde a VOX, la gobernabilidad con los dos es imposible. En la segunda parte del discurso, Feijoo ha navegado entre el interés por conciliar la crítica incisiva al gobierno de Sánchez con la ambigüedad en la propuesta de seis pactos de Estado que le permitan superar la investidura. Dos Feijoos en uno para una investidura que no le sale.

Ninguna sorpresa. Alberto Núñez Feijóo usó el discurso de su probable fallida investidura para censurar a Pedro Sánchez, un presidente mentiroso y sin principios, que cuando pueda también dejará en la estacada al independentismo. Y para reclamar otra oportunidad para llevar al centroderecha de vuelta al poder. El líder del PP insistió en la mentira de que podría ser presidente si tragara con las exigencias de Junts, cuando es imposible satisfacer a la vez a Vox y a Puigdemont. Evitó cualquier crítica a la ultraderecha. Planteó un previsible programa de gobierno alternativo... Y… a esperar que Aznar y Ayuso le permitan repetir como candidato en unos próximos comicios. En dos meses o en dos años.