Nueve elecciones en dos años y medio que transformarán el tablero político nacional

Hasta ahora Andalucía había sido la comunidad que había tomado la temperatura a la política en cada ciclo. En los comicios autonómicos de 2015 el parlamento andaluz fue el primero en romper décadas de bipartidismo. Podemos y Ciudadanos entraron a formar parte del tablero político con 15 y 9 escaños respectivamente. Tras esta experiencia, estos partidos irrumpirían por primera vez en el Congreso con 69 y 40 diputados en las siguientes generales.

De igual modo, el electorado andaluz anticipó el ascenso de Vox a finales de 2018. La formación de Santiago Abascal, residual hasta entonces, logró obtener 12 escaños en aquellos comicios, que le dieron alas cuatro meses después, en las generales del 28-A, para irrumpir en el Congreso con 24 diputados. En noviembre de aquél año acabaría por convertirse en la tercera fuerza política de este país con 52 diputados tras la repetición de las elecciones, el 10-N.

Con estos precedentes, las diferentes formaciones preparan la cita de Castilla y León como la primera batalla de una guerra que tendrá su guinda en las generales de 2023, siempre que Pedro Sánchez decida no adelantarlas. Después llegarán las de Andalucía, la Comunidad Valenciana (el año que viene), las municipales y autonómicas de mayo de 2023, las generales (con fecha por decidir) y las Europeas de julio de 2024.

Los socialistas ya han comenzado a dar muestras de cierto nerviosismo ante la creciente popularidad de Yolanda Díaz, la dirigente política mejor valorada, según el CIS, que ahora tiene intención de abrir su «proceso de escucha» para articular un «proyecto de país» con el que presentarse a las generales.

Pedro Sánchez ya emprendió una profunda remodelación de los ministerios controlados por el PSOE en julio del año pasado (salieron siete ministros y entraron siete nuevos), con el objetivo de impulsar un Ejecutivo «más político» de cara a encarar el nuevo ciclo electoral.

Unidas Podemos busca, en cambio, marcar perfil propio dentro del Gobierno a la espera de cómo queda configurado finalmente el «frente amplio» que prepara la vicepresidenta segunda.La secretaria general de los morados y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, ha enfatizado en los últimos meses que si fuesen primera fuerza irían mucho más lejos en temas como la norma con la Ley de Vivienda o la derogación de la conocida como 'ley mordaza'.

El PP, impulsado en las encuestas, busca completar lo que denominaron «reunificación del centroderecha» absorbiendo lo que queda de Ciudadanos.El movimiento de Mañueco acabó con la presencia del partido naranja en el Ejecutivo de Castilla y León y ahora el objetivo es poner el primer escalón que lleve a Casado a la Moncloa.

Vox, por su parte, se juega el futuro de sus relaciones con elPP para convertirse en su socio preferente en las comunidades en las que ambos sumen mayoría. Los de Abascal aspiran a fortalecer su poder territorial y continuar con su progresión. Aunque todo dependerá también del resultado de las plataformas ciudadanas vinculadas al movimiento de la España Vaciada.