El de hoy, el primer pleno del Consejo General del Poder Judicial tras el constitutivo celebrado el pasado jueves, estaba destinado a medir la voluntad de consenso del nuevo órgano de gobierno de los jueces, después de la crisis que ha atravesado por la falta ... de renovación en los últimos cinco años y medio derivada del cisma PSOE-PP. Consumado el acuerdo entre los dos grandes partidos para el recambio de los veinte vocales, los que están de estreno examinaban esta mañana su capacidad para acordar a la persona que ocupará su presidencia y la del Supremo entre las siete candidaturas de magistrados del alto tribunal que tienen encima de la mesa. Pues bien, la primera, en la frente: ha sido imposible labrar en esta primera tentativa el consenso de tres quintos del Consejo exigida -12 representantes- en un pulso que se dirime entre dos aspirantes: Pilar Teso y Pablo Lucas, colegas en la Sala de lo Contencioso del Supremo.
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El actualizado CGPJ ha de pugnar contra un doble estigma: por una parte, la adscripción tradicional que se asigna a sus integrantes entre progresistas y conservadores; y, por otra, que su presidente -hasta ahora, siempre han sido hombres- venía inspirado no por lo que marca la ley (que lo eligen los vocales), sino por un pacto previo e inconfesable de socialistas y populares. Esta vez, los dos partidos han querido vender un entendimiento que se ha demorado un lustro, provocando un desgarro institucional inédito, como la vía para garantizar la independencia de juzgados y tribunales cuyas costuras ellos mismos han ido forzando con el paso de los años. Y ambos, tras un pacto que ha incluido la reforma del Estatuto del Ministerio Fiscal y de la Ley Orgánica del Poder Judicial, se han comprometido a no interferir en un proceso tan relevante como la designación de la presidencia del Consejo.
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Este es el contexto en el que se reunían esta mañana, a partir de las diez, los nuevos vocales, en busca de un liderazgo de consenso y «fuerte» que contribuya a ir restañando el destrozo de estos cinco años de obligada parálisis por el disenso partidario. Cinco horas más tarde, los veinte han vuelto a citarse para mañana, en vista de que las primeras votaciones no han deshecho la pugna entre los dos candidatos, Teso y Lucas, que se disputan ya mano a mano la máxima representación del CGPJ y del Supremo. Y aunque este Consejo ha nacido con la voluntad de superar el alineamiento ideológico que ha ido erosionando su credibilidad en cuatro décadas de funcionamiento, el pulso se dirime entre la aspirante propuesta por el sector progresista y el propugnado por los conservadores, aunque a lo largo de su dilatada trayectoria a Lucas se le ha vinculado más con el centroizquierda.
Los dos magistrados, que comparten la Sala de lo Contencioso, han recibido diez apoyos, lo que implica que o alguien cede entre los proponentes para alcanzar la mayoría cualificada de 12 que exige la ley o el nombramiento podría enquistarse incluso hasta después del verano; entre otras cosas, porque no se puede cambiar de aspirantes una vez puestos en liza. Lucas y Teso comparten la Sala de lo Contencioso del Supremo, de la que el magistrado es presidente interino tras la designación de César Tolosa como miembro del Constitucional.
Y los dos han coincidido en sentencias -la última, la que enmendó hace unos días al fiscal general, Álvaro García Ortiz, acusándole de maniobrar para incumplir la anulación del ascenso de Dolores Delgado a fiscal de sala de lo Militar- y divergido en otras, como ocurrió de nuevo con la exministra y su elección al frente de la Fiscalía de Memoria Democrática. El tribunal encabezado por Lucas revirtió el nombramiento por conflicto de intereses con el actual trabajo del marido de Delgado, el exjuez Baltasar Garzón, con voto particular discrepante de Teso.
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El ala progresista cree que ha llegado el tiempo de situar a una mujer al frente del CGPJ, frente a lo que los conservadores oponen las más de dos décadas que Lucas atesora en el Supremo. El magistrado, integrante de una saga de juristas y hermano de Enrique Lucas -vocal en el saliente Consejo, propuesto en su día por el PNV-, ha visto cómo su marcaje a las controvertidas decisiones del fiscal general le han generado antipatías y cómo su responsabilidad al ser el juez del Supremo que autoriza las escuchas del CNI le ha erigido en diana de los independentistas a raíz del 'caso Pegasus'. En el caso de Teso, la magistrada ya pugnó por la presidencia del Consejo que perdió a manos de Carlos Lesmes.
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