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La Comisión de Interior del Congreso, según aprobó este jueves la Mesa, se reunirá el próximo martes para intentar aprobar su dictamen sobre la reforma de 'ley mordaza' . La votación será decisiva porque requiere al menos de la abstención de ERC y Bildu para elevarse ... al Pleno, pero ambas formaciones persisten en su negativa a apoyar el texto presentdo por PSOE, UP y PNV que mantiene la autorización para usar las pelotas de gomas y las expulsiones en caliente. De no alcanzarse la mayoría, la reforma decaería definitivamente sin siquiera llegar a debatirse en el hemiciclo.
Y la cosa no pinta bien. El último intento de las seis formaciones a favorables a cambiar el texto de la Ley de Seguridad Ciudadana aprobado por el PP en 2015 acabó en fracaso. La reunión el martes de los parlamentarios de PSOE, Unidas Podemos, PNV, ERC, EH Bildu y Junts, que llevan más de cuarenta encuentros informales, no sirvió para acercar posiciones sobre los dos puntos que siguen separando a los dos partidos del Gobierno y a los nacionalistas vascos de las otras tres formaciones: el uso de las pelotas de goma y la expulsiones en caliente.
La reunión apenas duró media hora y, según asistentes a la misma, fue bastante bronca, evidenciando que va a ser muy difícil que haya un acuerdo para la próxima reunión de la Comisión de Interior, que probablemente tenga lugar el próximo 14 de marzo. En esencia, ERC, Bildu y Junts se volvieron a negar en redondo apoyar cualquier texto que no pase por la prohibición sin matices de las bolas de caucho y de las deportaciones exprés a través de las vallas de Ceuta y Melilla. Es más, sin acuerdo en estos dos puntos estas tres formaciones tampoco están dispuestas a discutir los otros dos artículos en los que persiste el desacuerdo, pero en los que las posiciones sí que se han acercado en las últimas semanas: la falta de respeto a los policías y la desobediencia a los agentes.
En el asunto de las pelotas de goma, la última oferta de socialistas, Podemos y PNV era introducir en la exposición de motivos de la ley y en una disposición adicional la promesa de elaborar un «estudio sobre el empleo del material antidisturbios» (en ningún momento se menciona la posible abolición de las polémicas pelotas) en el que se recabe la opinión de «expertos» y de organizaciones de la «sociedad civil». La propuesta del martes también incluía la puesta en marchar de mecanismos para permitir identificar a los agentes antidisturbios que utilicen este material (trazabilidad). El texto fue rechazado por los dos partidos catalanes y la formación abertzale por considerar que «era más de los mismo».
En las expulsiones en caliente tampoco hubo avances. El texto de los partidos del Gobierno de coalición y los peneuvistas proponía llevar este controvertido asunto a la ley de extranjería con el compromiso de que en el plazo de un año se desarrollará la exigencia ya existente en la misma de que en estas deportaciones a través de las puertas de los vallados se respeten los derechos humanos y los convenios firmados por España. ERC, EH Bildu y Junts ya anunciaron que de ningún modo darán sus votos a una redacción en la que se 'bendicen' las expulsiones en caliente, básicamente tal y como se producen en la actualidad.
Con el 'no' rotundo de los tres partidos a las propuestas sobre las pelotas y las expulsiones sumarias no hubo ni oportunidad de debatir sobre el texto de PSOE, UP y PNV sobre falta de respeto a los policías y la desobediencia a los agentes. En el primero de estos preceptos, el 37.4, los partidos del Gobierno y los nacionalistas vascos ofrecían que las «faltas de respeto y consideración» fueran solo aquellas dirigidas a «un agente», y no al conjunto del colectivo, y a las funciones que «realizan».
En el tema de la desobediencia - artículo 36.6- la propuesta que ni llegó a debatirse es que ésta solo sea castigada cuando, además de «manifiesta», sea «clara».
Que la reforma de la normativa de seguridad ciudadana está cada vez más difícil ya comenzó a verse el pasado 1 de febrero cuando este proyecto de modificación salvó por los pelos su primer trámite parlamentario. Superó el paso de ponencia a comisión a trompicones y, como volvió a quedar patente en el encuentro de este mates, sin un acuerdo de la mayoría para ser aprobada ni en Comisión ni, mucho menos, en Pleno. Entonces, solo el voto «in extremis» a favor de ERC, apenas unas horas después de llegar a un acuerdo con el PSC para los presupuestos en Cataluña, evitó la «muerte» prematura de la reforma, que al menos parecía llegar con un hilo de vida a la comisión. Un hilo, no obstante, que cada vez parezca más cerca de romperse a la vista del tenor del encuentro de esta semana.
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