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Óscar B. de Otálora
Sábado, 19 de agosto 2023, 10:53
La muerte de Philippe Sáez supone el fin de uno de los personajes más erráticos de ETA. Sáez falleció esta semana a los 64 años en Niort, donde ejercía como psicólogo. Antes había sido un reconocido txistulari en el País Vasco francés; formó parte del ... comando más sanguinario de ETA –el 'Argala', dirigido por Henri Parot–; dejó la banda por cobardía; se reconvirtió en monje y acabó ayudando a afectados por el terrorismo islámico. Pese a su condición de religioso, no mostró arrepentimiento ni condenó las acciones de la banda.
Philippe Sáez nació en Bayona y, según declaró en el juicio al que fue sometido, se consideraba «castellano por parte de la abuela paterna y vasco por parte de madre». Cuando era joven consiguió la medalla de oro por sus estudios de txistu. En 1975 le captó para ETA Txomin Iturbe.
Sáez se incorporó al 'comando Argala', uno de los más sanguinarios de la banda. Tenía una particularidad: estaba formado de manera exclusiva por franceses. Este grupo itinerante dependía de la dirección de la banda, de tal forma que su clandestinidad estaba mucho más protegida que la del resto de los colectivos de la organización. De la misma manera, el hecho de que todos sus componentes fueran galos permitió alejar las sospechas de la Policía sobre la actividad de sus componentes.
La cúpula de ETA encargó atentados al 'comando Argala' durante 12 años –entre 1978 y 1990–, siempre actuando fuera del radar de las fuerzas de seguridad. El grupo estaba dirigido por Henri Parot –un 'pieds noirs' y exlegionario– y contaba en sus filas con su hermano Jean, además de Jacques Esnal y Fréderic Haramboure. Parot ha sido juzgado por más de cuarenta asesinatos cometidos cuando dirigía el grupo. Entre las matanzas que perpetraron se encuentra el coche bomba contra la casa cuartel de Zaragoza, donde murieron 11 personas, seis de ellas, niños.
Philippe Sáez era el responsable de vigilar a los objetivos del comando y reunir información para perpetrar los atentados. Preparó el asesinato del empresario de Irún José Legasa, cometido en 1978. También fue acusado de intervenir en las muertes del general Constantino Ortín, el teniente general Luis Gómez, los coroneles Agustín Laso y Jesús Ávalos y el conductor Lorenzo Gómez. Era la época en la que ETA intentaba hacer descarrilar la Transición con los asesinatos de militares.
Según relató el propio Sáez en el juicio al que fue sometido en París, dejó la banda por miedo. «Podía ser un peligro para mis compañeros», aseguró. El txistulari le pidió permiso en 1979 a Iturbe para abandonar la organización y el dirigente etarra se lo concedió a cambio de silencio. Su marcha fue mal vista por otros etarras, que en esos días buscaban un topo entre sus filas. Durante casi una década, Sáez se convirtió en el músico de grupos de folklore del País Vasco francés. En 1988 tuvo una conversión religiosa y entró como monje en la abadía francesa de Belloc, donde sería detenido dos años después. Su arresto fue posible tras la captura de Parot en un control rutinario de la Guardia Civil, cuando se desplazaba a Sevilla para colocar un coche bomba en la jefatura de policía de la ciudad.
Tras su detención, Philippe Sáez tuvo un tratamiento especial por su condición de religioso. En vez de permanecer en prisión, se le permitió ingresar en un convento carmelita de París, donde se licenció en Teología. En esas fechas, se incorporó a la capellanía del hospital de la Pitié Salpetrié por encargo del Arzobispado de París. En ese puesto tuvo que atender a las víctimas de los atentados islamistas que se registraron en la capital francesa en 1995 y 1996, en los que murieron 15 personas y 74 resultaron heridas. Cuando fue llamado a juicio en 1997 no mostró ningún arrepentimiento por las acciones del comando en el que había militado ni pidió perdón a las víctimas. Asimismo, se negó a responder a las preguntas sobre sus cómplices. «Que cada cual asuma en su alma o su conciencia su papel. Yo no puedo denunciar», declaró. Fue condenado a diez años.
En estos momentos, Henri Parot es el único miembro del 'comando Argala' que permanece en prisión, encarcelado en España tras haber sido acercado a Euskadi. Según un informe del Memorial de las Víctimas del Terrorismo, el resto de componentes –que cumplían condena en suelo francés– quedó en libertad el año pasado. Jean Parot cumplió 32 años de pena. Jacques Esnal, de 72 años, abandonó también la cárcel aunque sometido a control telemático domiciliario. El tercer componente del grupo, Fréderic Haramboure, salió de prisión el 25 mayo.
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