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P. de las Heras | S. Rodríguez | H. Rodríguez
Martes, 21 de mayo 2024, 08:39
Lejos de calmarse, la crisis diplomática desatada este domingo a raíz de la intervención del presidente de Argentina, Javier Milei, en la cumbre organizada por Vox en Madrid sigue su espiral ascendente. El Gobierno argentino y su embajador en España, Roberto Bosch, a quien ... el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, citó este lunes en el Ministerio, dejaron claro que Milei no tiene la más mínima intención de pedir disculpas al jefe del Ejecutivo por haber tildado de «corrupta» a su esposa , Begoña Gómez. Sánchez advirtió de que si la rectificación no llega, se dará una respuesta «acorde a la dignidad que representa la democracia española».
De vuelta en su país, el mandatario argentino no solo no rectificó sino que elevó aún más el tono de sus soflamas. «No le voy a pedir disculpas bajo ningún punto de vista, si yo fui el agredido. Hoy en todo el mundo se habla de los casos de corrupción de la mujer por tráfico de influencia y hasta apretaron un juez, y él está involucrado. (...) Cuando dije la frase nunca mencioné a nadie, se autoincrimina. A Sánchez no le quedó otra que sumarse él a pegarme», ha expresado Mileu en su habitual tono exaltado en declaraciones en la cadena de televisión argentina Todo Noticias.
El ultraderechista no dudó en llamar «cobarde» al presidente español. «Es tan cobarde que necesitó mandarme a pegar por mujeres. Es algo de una cobardía feroz. Se mete debajo de la falda de las mujeres para agredirme», ha proclamado Milei en alusión a afirmaciones hechas contra él por la vicepresidenta segunda del Gobierno español, Yolanda Díaz; y la de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant. Y dio un paso más al colocar al socialista detrás de los movimiento opositores argentino en su contra. «Lo que está pasando en España no es independiente del accionar del kirchnerismo acá. (La acción en España) Está promovida desde el kirchnerismo acá. Está coordinado con el kirchnerismo», ha afirmado.
A pesar de todo Milei no quiso quemar todos los puentes en cuanto a los vínculos entre ambos países. «La relación no se va a romper. La relación no la construyen los mandatarios, la construye la gente. Nosotros recibimos un montón de inmigración de España, y este vínculo nadie lo va a poder romper. Se va a imponer la propia realidad», ha expresado el mandatario argentino.
Además de su vertiente exterior, el choque diplomático ha adquirido una evidente derivada nacional en la rampa de salida de la campaña para las europeas del 9 de junio. Del mismo modo que presentó las generales del pasado 23 de julio como una cruzada contra la «ola reaccionaria» que recorre el mundo y lleva meses blandiendo sus resultados como hazaña digna de elogio internacional, Sánchez plantea la próxima cita electoral como una nueva oportunidad para cerrar el paso a la derecha extrema. Los exabruptos del anarcocapitalista Milei, que en la misma intervención afirmó que el socialismo es «cancerígeno», incluso «satánico» y solo conduce «a la pobreza y a la muerte» , han llegado en el momento idóneo para erigirse en símbolo de lo que el PSOE dice estar combatiendo.
El lunes, Sánchez acusó al controvertido presidente argentino de no haber estado «a la altura» en su primera visita a España desde que tomó posesión del cargo, hace cinco meses. Una visita exclusivamente partidista, en la que no hubo más reunión institucional que un encuentro de última hora con empresarios, al que también persiguió la polémica por la ausencia de mujeres. El presidente del Gobierno español aseguró que no interpreta el «ataque» recibido como una ofensa del «gran pueblo argentino», pero insistió en que es preciso recibir una disculpa. «Evidentemente entre Gobiernos los afectos son libres pero el respeto es irrenunciable», dijo horas después de que Albares anunciara la llamada a consultas a la embajadora española en Buenos Aires, María Jesús Alonso.
En la misma intervención –en un foro económico organizado por el diario 'Cinco Días'-, no obstante, el jefe del Ejecutivo también cargó tanto contra Vox, anfitrión del acto al que asistieron otros representantes de la ultraderecha global como Marine Le pen, como, sin citarlo de manera expresa, contra el PP por no haber afeado al mandatario argentino su actitud.
«Defender a las instituciones españolas de los insultos y difamaciones que eventualmente puedan hacer mandatarios extranjeros no entiende de peros porque, más allá de la ideología, está la educación y el patriotismo», dijo. Por si acaso alguien tenía dudas del destinatario del reproche, la portavoz de la ejecutiva de su partido, Esther Peña, se encargó de dejarlo claro en una comparecencia previa en Ferraz. «Abascal y Feijóo han demostrado que son lo mismo. No les importa lo que les pase a este país y a sus ciudadanos, mientras ellos piensen que arañan cuatro votos», achacó. «Podríamos decir que el suyo es un patriotismo de AliExpress, una copia cochambrosa de los verdaderos patriotismos», llegó a decir.
Sánchez atribuyó a Abascal una «violencia política» de la que no acusó a Feijóo, pero todo el discurso de los socialistas pasa, en realidad, por asimilarlos. En la dirección del partido aseguran que no están intentando sacar provecho de la situación, que por supuesto no se alegran de ella y que solo se limitan a dejar constancia de cuál está siendo el comportamiento de cada cual.
Tanto Peña como el propio ministro de Exteriores volvieron a traer a colación este lunes cuál fue la actitud de José Luis Rodríguez Zapatero cuando en una cumbre Iberoamericana el venezolano Hugo Chávez arremetió contra el expresidente José María Aznar. No es la primera vez. Ya recurrieron a ese episodio cuando Milei respondió de un modo que el Gobierno y el PSOE juzgaron «desproporcionado» y «fuera de lugar» a las insinuaciones del ministro de Transportes, Óscar Puente, de que el presidente argentino se drogaba.
Ese encontronazo, a principios de mayo, se saldó en poco más de tres días. Este tiene visos de durar más. Por lo pronto, los pasos diplomáticos que ya se han dado son significativos. Albares agradeció a los grupos políticos que han apoyado la retirada de la retirada de la embajadora su respaldo. Aseguró que han sido todos menos PP y Vox, aunque tanto Sumar como Podemos no han perdido la ocasión de reprochar que el Gobierno no se haya mostrado igual de firme en el caso de Israel.
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