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D. VALERA
MADRID.
Domingo, 15 de octubre 2017, 00:17
Pocas cosas hay tan miedosas como el dinero. Este tópico, por manido que sea, ha vuelto a demostrar su veracidad con el grave conflicto político e institucional que vive Cataluña. La incertidumbre derivada por el desafío independentista está provocando un éxodo empresarial con el cambio ... de sede social de al menos 540 empresas desde el referéndum ilegal del pasado 1 de octubre, según datos de los notarios y registradores de la propiedad. A este elevado número habría que sumar la pérdida de otras 1.208 compañías, que es el saldo negativo entre las empresas que salieron y llegaron a Cataluña entre 2013 y el primer semestre de 2017. Es decir, todo un tsunami que amenaza con afectar al crecimiento económico de la región y, por ende, de España. Con estas decisiones, las sociedades catalanas buscan garantizar la seguridad jurídica bajo el paraguas de la legislación europea y mandar un mensaje tranquilizador a los inversores y a los clientes. Un gesto más simbólico y político que fiscal, ya que su impacto para las arcas de la Generalitat, de momento, será prácticamente nulo.
Pero, ¿dónde han decidido trasladar su domicilio social estas compañías? Madrid se erige como el principal destino de las empresas que deciden abandonar Cataluña, sobre todo de las de mayor dimensión. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las grandes corporaciones catalanas ya tenían una importante infraestructura en la capital española, por lo que su traslado a esta ciudad les resulta más sencillo, además de ser un importante centro de negocio. Entre las compañías que han cogido ese particular 'puente aéreo' se encuentran algunas del Ibex como Gas Natural, Abertis, Cellnex o Colonial. Pero también otras sociedades de mucho simbolismo como la aseguradora Catalana Occidente, el Grupo Planeta o Agbar (Sociedad General de Aguas de Barcelona). Desde 2013, Madrid tiene un balance positivo de 1.136 sociedades en el traslado de domicilio social.
Por su parte, los dos grandes bancos catalanes han optado por un destino más próximo a sus raíces. Sabadell eligió Alicante para establecer su nuevo domicilio social y fiscal. CaixaBank hizo lo propio en Valencia. Precisamente la ciudad del Turia también es la nueva sede del Banco Mediolanum y de la empresa Idilia Foods, dueña de marcas tan populares de alimentación como ColaCao o Nocilla. También la compañía de mensajería MRW se ha trasladado a Valencia. Otras ciudades que, en menor medida, se han visto beneficiadas por el cambio de sedes de empresas importantes son Bilbao con la llegada de la aseguradora AXA; Palma de Mallorca con la Fundación La Caixa y Criteria Caixa, el holding industrial de la entidad bancaria; Málaga con la cervecera San Miguel o Zaragoza con MGS Seguros.
Una fuga de empresas que deja en evidencia las declaraciones de políticos independentistas como el expresidente de la Generalitat Artur Mas que en la campaña electoral de 2015 rechazó que se fuese a producir la salida de los bancos catalanes si se produjese la secesión. O al actual vicepresidente del gobierno catalán, Oriol Junqueras, que tras el 1-O negó que se estuviese produciendo una fuga de empresas.
En cualquier caso, el traslado de domicilio social o fiscal no tiene un impacto tributario negativo para Cataluña, al menos en el corto plazo. Y es que esos cambios no afectan a los impuestos que las compañías pagaban en esa comunidad autónoma, como recuerdan desde el Sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha). La única figura que se vería afectada es muy específica y poco utilizada. Se trata del impuesto de Actos Jurídicos y Documentados en la modalidad de operaciones societarias cuando hay una ampliación de capital, pero sólo con aportación de los socios. En ese caso la tributación por esa medida se hace en el lugar donde está radicada la sede social.
Sin embargo, no afecta a otras grandes figuras como el Impuesto de Sociedades, que es de carácter estatal. Tampoco el Impuesto de Actividades Económicas que se paga en función de los locales u oficinas que una empresa tiene en un municipio. Por tanto, como lo que se ha producido no es una deslocalización (las empresas han cambiado su sede social, pero mantienen su infraestructura en Cataluña) seguirán tributando lo mismo por esta figura. Dentro de los Impuestos Especiales, Gestha recuerda que la tasa sobre la cerveza tampoco afectará al traslado de San Miguel a Málaga ya que ese tributo se grava sobre la planta embotelladora, que se mantiene en Cataluña. Y el Impuesto de la Electricidad, que está cedido a las comunidades, tampoco afecta al cambio de sede de Gas Natural ya que tributa según el consumo y no es previsible que caiga en Cataluña por el traslado de la sede.
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