De Madrid al cielo... del marketing electoral

Ayuso, de hecho, ha protagonizado uno de los momentos más comentados estas semanas con el vídeo para presentar a los candidatos populares a los municipios de la región que protagonizó en la plaza de toros de Las Ventas. En él, la líder regional y el resto de cargos populares chasqueaban los dedos mientras sonaba una canción que repetía la palabra «ganas» como un soniquete. Aunque se trate de algo que pueda parecer improvisado o tener efectos negativos –las redes sociales no tardaron en hacer burlas al respecto–, en realidad responde, según Fumanal, a «una reflexión estratégica» del equipo de Ayuso, la cual «ha hecho de la comunicación su principal baza política por encima de la gestión».

El politólogo Pablo Simón también considera que la gran ventaja de la líder regional radica en su indiscutible popularidad y por ello debe hacer una campaña personalizada. Algo que, sostiene, no ocurre en el resto de lugares donde los populares aspiran a gobernar encontrándose en la oposición. «Ahora la marca PP está más fuerte que hace cuatro años y a eso se tiene que agarrar sus candidatos», asegura Simón. El politólogo apunta, por contraste, cómo los socialistas que presiden autonomías como Francina Armengol (Baleares) o Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) tratarán de hacer una campaña más personal.

Que la casuística de cada circunscripción lo evidencia que el candidato socialista a la Comunidad de Madrid, Juan Lobato, debe luchar contra el lastre de ser un desconocido para buena parte de su electorado. Un perfil que ha acabado motivando el singular anuncio de su partido para promocionarle. «No es Lobezno, es Lobato», reza el mensaje del PSOE madrileño, que bromea con el apodo con que un periodista le había motejado. Simón destaca en este sentido la complejidad de Madrid y cómo, al estar muy ligada a la política nacional, también «cuesta que los asuntos regionales salgan a la palestra».

Pero no solo PP y PSOE han llamado sobremanera la atención en Madrid con formas menos convencionales para captar el voto en este escenario multipartidista originado a partir de 2014. Más Madrid –que ahora mismo disputa al PSOE la hegemonía de la izquierda en la capital– optó semanas atrás por un vídeo para promocionar a su candidata a Alcaldía, Rita Maestre, en el cual aparecían varios compañeros de partido hablando de forma cercana sobre la candidata; una candidata que juega con el refranero para prometer que los cambios en Madrid, sí, los «va a hacer Rita».

Al otro lado del espectro partidario, Ciudadanos, que se juega su supervivencia, ha colgado un cartel gigantesco en la imponente sede que conserva junto a Las Ventas con el rostro de la actual vicealcaldesa y candidata Begoña Villacís y un número de Whatsapp bajo la sugerencia de «¿Quedamos?». Una forma de hacer campaña que se asemeja más al estilo de una «'influencer'». Vox, por su parte, ha protagonizado algún episodio con el que tratar de llamar la atención: el candidato Javier Ortega Smith acudió a un piso okupa y vino a jurar a la persona que allí estaba que la desalojará si gana las elecciones.

«Estamos viendo que la tendencia es imparable e irreversible», apunta Fumanal respecto a cómo los partidos van más allá de la forma tradicional de hacer campaña debido a la «competencia voraz» que existe. A juicio de la politóloga, «los partidos ya no compiten en el mercado de la atención solo contra sus adversarios políticos, sino que lo hacen contra la publicidad comercial o contra el último 'trending topic' musical». «Se consolida que la comunicación política y sus profesionales son imprescindibles para ir con solvencia a unas elecciones».