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La legislatura española que acaba de dar sus primeros pasos tendrá más mesas que una tienda de muebles. Se parecerá también a una partida simultánea de ajedrez, en la que un mismo competidor (Sánchez) se enfrentará a varios contendientes a la vez. Los socialistas han ... pactado con sus socios de investidura diferentes espacios de negociación donde discurrirán, en paralelo, las conversaciones para amarrar el apoyo de los soberanistas al Gobierno durante estos próximos cuatro próximos años. Se negociará el apoyo a los presupuestos, pero también cambios de calado en el modelo territorial. En total, se pondrán en marcha cinco mesas de diálogo: dos con ERC, dos con el PNV y una con Junts. Habrá una sexta, que es la que tiene que ver con el traspaso de Cercanías de Renfe a la Generalitat, pero es de aspecto técnico.
Los acuerdos de investidura de ERC con los socialistas establecen dos ámbitos de negociación. Uno, entre el Gobierno y el Govern, que es la continuación de la mesa de diálogo de la legislatura pasada. Dio como resultado los indultos, la reforma del delito de sedición y el de malversación y el reconocimiento por parte de la Moncloa de la existencia de un conflicto político. El otro espacio de contacto previsto es entre PSOE y ERC. Y contará con un «mecanismo que tenga las funciones de acompañar, verificar y realizar seguimiento» de todo el proceso de negociación.
Junts, mientras, ha acordado una mesa de negociación con los socialistas para abordar la resolución del conflicto, con dos carpetas prioritarias: el referéndum de autodeterminación y el concierto catalán, que se pretende negociar por fases. El acuerdo firmado por Santos Cerdán y Jordi Turull establece que haya un «mecanismo entre ambas organizaciones», que sea internacional y cuyas funciones son «acompañar, verificar y hacer seguimiento de todo el proceso de negociación y de los acuerdos a los que se llegue». Junts asegura que está pactado que haya una reunión mensual y en el extranjero, porque Puigdemont quiere participar en las reuniones. La periodicidad mensual, según los junteros, está acordada, pero no firmada, por lo que está por ver si los socialistas asumen esta premisa.
El PNV, por su parte, no les llama mesas, sino comisiones bilaterales. Pero también ha acordado dos espacios de diálogo. Entre el PSOE y PNV, para el «seguimiento e impulso de los hitos y acuerdos», en materia de autogobierno. Se crea además una «comisión bilateral permanente» entre el Gobierno español y el Gobierno vasco. Además de las reuniones de trabajo, cada seis meses deberá reunirse de forma presencial con la asistencia del presidente del Gobierno y del lehendakari.
El caso catalán es más complejo, porque habrá dos espacios negociando sobre lo mismo y en paralelo. Es lo que ha pasado, más o menos, durante las conversaciones para pactar la investidura de Pedro Sánchez y la ley de amnistía. Los republicanos la negociaron por un lado y los junteros, por otro. Fuentes republicanas señalan que hasta el final no conocieron qué estaban negociando sus hasta hace bien poco socios. Al final, de hecho, el texto definitivo lo pactaron los de Puigdemont con los emisarios del PSOE y Esquerra no le ha dado aún el visto bueno por completo. Los republicanos presentarán enmiendas. Fuentes republicanas señalan que «lo normal» sería que las tres mesas de los independentistas catalanes acabaran fusionándose en una, y que la única que quedaría fuera sea la de los dos gobiernos.
En ese espacio, Aragonès confía en pactar en los próximos cuatro años las condiciones para celebrar un referéndum. Aunque a la legislatura catalana apenas le queda un año y no es seguro, ni mucho menos, que el actual presidente de la Generalitat repita en el cargo, entre otras razones porque las encuestas no le son nada favorables. No obstante, fuentes del Govern señalan que si se negocia el futuro de Cataluña, quien debe negociar es el Ejecutivo catalán. Esta consideración es más un deseo que la realidad, porque Carles Puigdemont ha cogido el control absoluto de la legislatura y no da síntomas de querer dejarlo.
Pere Aragonès estrenó su mandato asegurando que no aceptaría tutelas del consejo de la república de Puigdemont. Pero si hay negociación sobre la soberanía de Cataluña o sobre el reconocimiento nacional no solo deberá aceptar tutelas, sino que quien llevará la voz cantante, como se ha visto con la ley de amnistía, será Puigdemont. Fuentes de la dirección de su partido sostienen que la negociación con los socialistas seguirá la misma dinámica que hasta ahora: el triunvirato negociador lo formarán Puigdemont, Turull y Nogueras. Y las conversaciones tendrán lugar en el extranjero. Waterloo seguirá marcando la pauta desde el primer día.
La primera reunión de la mesa entre el PSOE y Junts, ya con un verificador internacional, debería celebrarse, según el acuerdo, a finales de este mes. Y los de Puigdemont ya avisan de que desde el minuto 1 su intención es abordar el referéndum y el concierto económico. Se da la circunstancia, de que Junts cargó con dureza contra la mesa de diálogo que impulsó el Govern desde 2021. Los de Puigdemont empezaron la legislatura catalana formando parte del Ejecutivo de Aragonès, en cambio, se negaron a participar en la mesa. Querían que estuviera integrada por dirigentes de los partidos y no solo miembros del Gobierno catalán. Sánchez y Aragonès se negaron y los dirigentes de Junts se sintieron excluidos. La ausencia de un frente común en Madrid fue la causa principal por la que los de Puigdemont y Borràs decidieran hace un año romper con ERC y salir del Govern. Echaban pestes de la mesa de diálogo y ahora tienen la suya.
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