La legislatura entra en compás de espera

Tras el anticipo de los comicios en Cataluña, el Gobierno intentará llevar al Congreso leyes cómodas para sus socios a fin de combatir la sensación de parálisis

Domingo, 17 de marzo 2024, 00:22

No es nuevo. El Gobierno llevaba ya semanas tratando de combatir la idea de que, más de cien días después de la investidura del presidente, y cuando han transcurrido casi ocho meses desde las elecciones generales del 23 de julio, la legislatura no consigue despegar. ... Pedro Sánchez enterró bajo una alfombra el pasado verano su rechazo a una amnistía del 'procés' con el argumento de que solo alcanzar un acuerdo con Junts, liderado en la práctica por el prófugo Carles Puigdemont, permitiría seguir desarrollando su proyecto «progresista», pero la sensación de que un sobresalto se sucede a otro sin que sea posible para el Ejecutivo dar un paso en firme se había instalado ya en el ambiente. El adelanto electoral de Cataluña solo contribuye a acrecentarla.

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El presidente del Gobierno renunció a presentar los Presupuestos Generales del Estado para 2024 el miércoles, víspera de la votación clave de la amnistía en el Congreso, tras la convocatoria de Pere Aragonès a las urnas el 12 de mayo. Pero antes de eso ya se había visto obligado a posponerlos ante la dificultad de garantizarse el respaldo de los posconvergentes, que en enero sometieron a su equipo a una agónica negociación para sacar adelante los tres primeros reales decretos leyes de este mandato. En su primera entrevista tras ser reelegido presidente en noviembre, Sánchez auguró que las Cuentas estarían aprobadas en el primer trimestre de este año. Ese plazo ya había expirado.

El propósito con el que, aun así, trabajaba hasta esta misma semana la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, era presentar el proyecto como tarde a principios de abril. Tras el frenazo del 30 de enero en la tramitación de la amnistía, el descalabro en las gallegas del 18 de febrero y el estallido del 'caso Koldo' tres días después, los socialistas creían que hacerlo permitiría apuntalar el mensaje de que, pese a sus muchas vicisitudes, el Gobierno es capaz de ofrecer un mínimo horizonte de estabilidad; una tesis en consonancia con las recriminaciones que Sánchez hacía en 2018 a Mariano Rajoy, cuando éste demoró la remisión de los Presupuestos a las Cortes ante la efervescencia del 'procés'. «Si no puede contar con una mayoría parlamentaria para aprobarlos, convoque a los españoles a las urnas», decía entonces.

Ahora, Moncloa ha vuelto a acomodar el discurso a sus intereses y va a poder hacerlo, además, con la complicidad de la mayoría de sus aliados parlamentarios. Tener las cuentas del año previo prorrogadas plantea algunos problemas, como que compromisos de inversión adquiridos no puedan cumplirse o que haya que actualizar vía decreto revalorizaciones pendientes como la del IPREM (el índice referencial para ayudas y prestaciones). Sumar, a quien el PSOE responsabiliza en parte de la situación por la negativa rotunda de En Comú a apoyar los Presupuestos de Aragonès, criticó el jueves que Sánchez haya tirado la toalla con los del Estado con el argumento de que la dependencia, la vivienda, los cuidados o los servicios públicos «no pueden esperar». Sin embargo, el PNV, Bildu, ERC o el BNG asumieron, en términos generales, el nuevo trance.

«El 10 de junio, tablero nuevo»

En el Gobierno esgrimen que los inconvenientes de su renuncia no son tan graves y que el hecho de que las catalanas se celebren en mayo en lugar de a finales de año o en febrero de 2025, cuando tocaban, puede ser beneficioso para asentar la legislatura. El adelanto supone concentrar en solo tres meses tres citas: las vascas del 21 abril, las de la Generalitat y las europeas del 9 de junio. «El 10 de junio tendremos un tablero político nuevo y ya no habrá más elecciones hasta 2027 o 2026 si contamos las andaluzas. Ya no se podrá tensionar nada», alegan estas fuentes.

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En la estrategia de hacer de la necesidad virtud, defienden además que tanto al PSE como al PSC les va a ir bien y que eso puede ayudar a amortiguar el impacto de las europeas, que habitualmente conllevan castigo al Ejecutivo. Conforme a ese esquema, los Presupuestos de 2025 se podrían negociar en un clima de mayor tranquilidad. Aunque, la intención declarada del Gobierno, antes de llegar a esa fase, es intentar seguir tramitando y aprobando leyes poco conflictivas para sus aliados a fin de rebajar la impresión de parálisis.

Lo cierto es que cómo se resuelva la ecuación en Cataluña será clave para que esa previsión pueda hacerse realidad y que ni Junts ni ERC, a los que los socialistas están persuadidos de poder vencer en las urnas gracias a su política de «reconciliación», pierdan incentivos para seguir sosteniendo a Sánchez, pero los socialistas creen que no tiene por qué ser así. El coordinador general de Bildu, Arnaldo Otegi, realizó este viernes en Radio Euskadi una reflexión que avalaría esa tesis. Afirmó que a su formación le interesa que este Ejecutivo continúe, le guste más o menos, por una razón sustancial: que permite abrir el debate de la plurinacionalidad.

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