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«La Embajada de Estados Unidos en Madrid ha tenido conocimiento de una investigación criminal contra Manuel B. V., acusado de haberse dirigido a turistas estadounidenses con el fin de agredirlas sexualmente». Así rezaba literalmente la alerta de seguridad lanzada en 2018 por las autoridades ... norteamericanas para advertir a sus compatriotas que iban a visitar España, y, en concreto, Sevilla o contratar los servicios de la agencia de viajes del guía señalado. Era una especie de cartel de «se busca» al más puro estilo western pero más sofisticado y, por ahora, sin recompensa.
Definido por la legación extranjera como un «depredador sexual voraz», que no se detuvo ante nada para dar rienda suelta a sus deseos, que se centró preferentemente en jóvenes estudiantes norteamericanas que, además, fueron su principal fuente de ingresos. Clientes y, supuestamente, víctimas de sus fechorías carnales.
Más de 11 años después de ocurrir presuntamente los hechos denunciados, la Audiencia Nacional juzga desde este lunes a este empresario cuarentón por tres delitos de agresión sexual, cometidos como guía turístico que en sendos viajes a Marruecos y Portugal habría «sodomizado» presuntamente a una turista estadounidense, de nombre Gabrielle Vega, en Tánger en otoño 2013 y abusado sexualmente de otras dos compatriotas de la primera: Carly Van Ostenbridge y Hayley McAleese, en mayo de 2017 en la localidad lusa de Lagos.
En su escrito de acusación provisional, la Fiscalía reclama nueve años de prisión para este hombre, responsable de la empresa Discover Excursions, cuya sede social coincide con la de la sociedad mercantil Voodoo Travel, de la que «era administrador y socio único» hasta que la presión mediática y el señalamiento desde Estados Unidos le llevó a cerrar la persiana y tratar de desaparecer.
El acusado, según la Fiscalía, «ejercía como guía principal en el viaje contratado a través de la página web de la agencia en el otoño de 2013 por» una de las víctimas, nacida en Estados Unidos y que se encontraba cursando un programa de estudios en España, «con la finalidad de visitar varias localidades del norte de Marruecos».
En ese marco, según la Fiscalía, «la última noche antes de regresar a España, el 2 de noviembre de 2013, en un hotel de Tánger, el procesado se acercó» a tres jóvenes miembros de la expedición con las que la víctima compartía habitación, «quienes se encontraban en la terraza del bar del hotel tomando una cerveza tras volver de las excursiones del día».
«Cuando se disponían a pedir otra ronda, el procesado les sugirió la posibilidad de tomar champán con ellas en su habitación, a lo que aquellas accedieron. Una vez se encontraban en el dormitorio que compartían las jóvenes, el procesado encargó champán al servicio de habitaciones, sirviéndoles él mismo las copas. Quiso jugar a 'beso, verdad o atrevimiento' y les desafió a quitarse sus camisetas, a lo que aquellas rehusaron», relata la Fiscalía.
A continuación, el inculpado, presuntamente, «se despojó de su ropa, salvo la interior», mientras la víctima, Gabrielle Vega, de 19 años entonces, «se empezó a sentir muy cansada y se quedó dormida mientras sus amigas hablaban con el procesado encima de las camas».
«Al despertar, se encontraba sola en la habitación y se dirigió al baño, no llegando a entrar, al ver al abrir la puerta a sus amigas en la ducha en camiseta con el procesado en ropa interior», indica la Fiscalía, exponiendo que después, cuando la víctima pudo al fin entrar al baño, el acusado, presuntamente, «con ánimo libidinoso, entró en el baño y una vez en su interior», la agredió sexualmente de manera muy grave; toda vez que la joven se despertó después «con heridas en las rodillas, con el convencimiento de haber sido drogada y sodomizada», a cuenta del dolor que sentía en partes de su cuerpo. La Fiscalía agrega que a principios de 2018, en unas jornadas en la Universidad de Florida, Gabrielle Vega «mencionó lo que le había sucedido en su viaje a Marruecos en 2013 y, mientras narraba los hechos, dos de las asistentes relataron que en un viaje con la misma agencia en el verano de 2017 habían sufrido una experiencia de similar índole por parte del procesado», lo que «fue el detonante que la llevó a denunciar los hechos ante el Cónsul General de España en Miami el 1 de marzo de 2018».
En esa línea, la Fiscalía relata otros hechos conectados con los anteriores, exponiendo que del 26 al 28 de mayo de 2017, dos alumnas norteamericanas del Centro Florida State University de Valencia, de 21 y 23 años, «viajaron con un grupo de 80 jóvenes a Lagos (Portugal) contratando el desplazamiento con la agencia Discover Excursions del citado inculpado. En ese marco, el acusado, en la madrugada del 28 de mayo de 2017, «les obsequió con tiques de bebidas en un bar y les animó a asistir a una fiesta en su habitación» del hotel en Lagos; donde «les preguntó si se podía poner más cómodo, quitándose los pantalones, quedándose en ropa interior».
«El procesado les comenzó a preguntar sobre sus experiencias sexuales y les propuso jugar a 'beso, verdad o atrevimiento', preguntando, como si fuera un reto, si besaban a su guía turístico. Ambas lo besaron en la mejilla y ante su insistencia, le dieron un beso superficial en los labios», incluye el relato de la Fiscalía, agregando que el inculpado les «propuso un baile más sexual, encima de él, a lo que ambas se negaron»; como también se negaron a su petición de que «se quitaran los pantalones».
Pese a ello, según la Fiscalía, el inculpado, «con ánimo libidinoso, sujetó presuntamente a una de ellas de su mano derecha y a la otra de la izquierda, inmovilizándolas en un rincón de la habitación» y, mientras ellas intentaban zafarse y manifestaban que querían marcharse, él aludía que se «había puesto a tono»; reclamando a una de las chicas «que le diera un beso, besándola y cogiendo la mano que le sujetaba» para posarla sobre sus genitales.
Finalmente, según la Fiscalía, las jóvenes abandonaron la habitación del guía y «pasaron la noche en la habitación de otros compañeros de viaje, temiendo que el procesado pudiera localizarlas en las suyas». «Ambas denunciaron los hechos a su vuelta a España el 29 de mayo de 2017», señala la Fiscalía.
Así, el Ministerio Público atribuye al guía turístico acusado un presunto delito de agresión sexual, de violación, y dos supuestos delitos de abusos sexuales, actualmente tres delitos de agresión sexual de diferente tipificación; reclamando para él un total de nueve años de prisión, seis años de prohibición de acercarse a la primera víctima o comunicarse con ella, un año de la misma prohibición con relación a cada una de las dos víctimas posteriores y ocho años de inhabilitación para la profesión de guía turístico; así como que indemnice con 40.000 euros a la primera víctima y con 1.500 euros a cada una de las dos restantes.
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