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Junts per Catalunya ha presentado este martes el acuerdo alcanzado con el PSOE para aprobar el escudo social del Gobierno, a cambio de que Pedro Sánchez acepte debatir sobre la cuestión de confianza, como un triunfo de su estrategia de plantarse ante los socialistas, ... como una «rectificación del error» por parte del presidente del Gobierno y como una nueva prueba de que Carles Puigdemont tiene el control de la legislatura.
Mientras ERC evitaba en el Parlament tumbar la prórroga presupuestaria de Salvador Illa, Junts cerraba un pacto con los socialistas, que han tenido que pasar por el aro, según la interpretación de los independentistas. «Hasta ayer decían que no cambiarían ni una coma». Pero el decreto ómnibus ya es «historia», «ha desaparecido», se ha jactado la portavoz del partido soberanista en el Congreso, Míriam Nogueras. «Plantarse y aguantar la posición no es fácil, pero es la única manera de que pasen cosas», ha afirmado. «La presión y el chantaje no tienen efecto. Cuando un Gobierno no tiene mayoría, no tiene otra opción que negociar», ha señalado.
De momento, Puigdemont ha logrado que el Gobierno ya no hable de decreto ómnibus sino de decreto social, excluyendo algunas medidas que podían ser incómodas para una formación de centro derecha como Junts y añadiendo alguna novedad como medidas de protección a los propietarios de viviendas. Los de Puigdemont han levantado la suspensión de las negociaciones sectoriales con los socialistas, tras asegurarse la tramitación parlamentaria de la propuesta para que Sánchez debata y vote sobre si debe someterse a una cuestión de confianza, aunque esa discusión carezca de efectos jurídicos, pero al mismo tiempo mantienen el pulso sobre el Gobierno. Los planes de los junteros pasan por que la Mesa admita la semana que viene, el día 4, el debate de la cuestión de confianza, tras hacer algún retoque «técnico» en el texto de la proposición que deje claro que es una iniciativa política.
Si Sánchez ha adoptado el ideario cholista del 'partido a partido', Junts ha hecho lo mismo: «Carpeta a carpeta», ha dicho Nogueras. Votará a favor del decreto social, con la revalorización de las pensiones y las ayudas a Valencia por la Dana y al transporte público, sin embargo el apoyo a los Presupuestos Generales del Estado, que supondría un aval a buena parte de la legislatura española, aún tendrá que ganárselo el Gobierno. Junts ni siquiera se abre a negociarlos. Para ello, los soberanistas necesitan ver avances en el reconocimiento del catalán como lengua oficial en la UE («Pedro Sánchez no ha hecho nada», dijo el lunes Jordi Turull en TV3) y el Ejecutivo debe ceder con el traspaso de las competencias integrales de inmigración a la Generalitat (Junts exige que los Mossos tengan el control de las fronteras). Además, exigen avances en el reconocimiento nacional de Cataluña y en la implantación de un concierto económico.
Junts ha levantado la suspensión de las negociaciones sectoriales, ha «descongelado» las relaciones, si bien sigue amenazando al Gobierno, aunque cada vez queda más patente que los órdagos de Puigdemont son estrategias negociadoras y que su interés por que se acabe la legislatura y pierda su posición de control sobre el Gobierno con solo 7 escaños es escaso.
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